María Medina
11:25 • 12 abr. 2012
El médico de familia es la figura que hoy puede llegar a hacer sostenible la sanidad pública. Así lo defienden los propios sanitarios que ayer celebraron por vez primera el Día de la Atención Primaria. Ponencias y también reivindicaciones completaron en Madrid una jornada en la que participó Diego Vargas, médico de El Toyo y presidente de la Sociedad Andaluza de Médicos Generales y de Familia (SEMG-A).
Esta entidad, con más de 2.000 socios vinculados a alguna de sus actividades formativas, reivindica el papel de las sociedades científicas y los colegios profesionales a la hora de formar y dotar de herramientas a los médicos de cabecera para que puedan, en un acto único, resolver los problemas de salud de los ciudadanos.
Esta iniciativa tiene en su contra la falta de formación académica que sobre Atención Primaria hay en las propias facultades de Medicina. Esto conlleva que las plazas MIR para médico de familia sean, habitualmente, las últimas en completarse, dice Vargas que, gracias al apoyo de otros médicos como él, han constituido en Andalucía la primera gran área universitaria de medicina general y de familia que surgió, además, desde Almería. El desconocimiento, incluso por parte de los propios estudiantes de Medicina, de que el médico de Primaria es el que sirve de puerta de acceso y salida del sistema sanitario, es uno de los problemas a resolver.
“Más tiempo para dedicar a cada paciente, menos burocracia, accesibilidad a las pruebas diagnósticas desde Atención Primaria y la capacidad para investigar desde la consulta” son otras de las necesidades del médico de familia que bien puede ser uno de los pilares sobre el que sustentar una sanidad pública sostenible, insiste Diego Vargas.
La balanza entre ingresos y gastos, “cada vez más desequilibrada”, y los usuarios serían los otros dos pilares del sistema. Ahora bien, si la balanza no puede afrontar el equilibrio, el usuario, como mucho, deberá ser formado y recibir información para realizar un uso adecuado de la sanidad; pero no puede convertirse en quien recaiga todo el peso del sistema.
Así las cosas, el profesional sanitario necesita “formación médica de calidad y herramientas de gestión clínica para desarrollar lo que se llama microgestión”, dice el presidente de los médicos de Atención Primaria, que insiste en que la sociedad científica “quiere dotar al médico de familia de la mayor formación para garantizar una atención de calidad”.
Para ello, el esfuerzo formador ha contado con el apoyo de la industria farmacéutica que, según Vargas, no es “el malo” de la película, sino que realiza una importante “labor social” al invertir en formación de los médicos de Atención Primaria.
Esta entidad, con más de 2.000 socios vinculados a alguna de sus actividades formativas, reivindica el papel de las sociedades científicas y los colegios profesionales a la hora de formar y dotar de herramientas a los médicos de cabecera para que puedan, en un acto único, resolver los problemas de salud de los ciudadanos.
Esta iniciativa tiene en su contra la falta de formación académica que sobre Atención Primaria hay en las propias facultades de Medicina. Esto conlleva que las plazas MIR para médico de familia sean, habitualmente, las últimas en completarse, dice Vargas que, gracias al apoyo de otros médicos como él, han constituido en Andalucía la primera gran área universitaria de medicina general y de familia que surgió, además, desde Almería. El desconocimiento, incluso por parte de los propios estudiantes de Medicina, de que el médico de Primaria es el que sirve de puerta de acceso y salida del sistema sanitario, es uno de los problemas a resolver.
“Más tiempo para dedicar a cada paciente, menos burocracia, accesibilidad a las pruebas diagnósticas desde Atención Primaria y la capacidad para investigar desde la consulta” son otras de las necesidades del médico de familia que bien puede ser uno de los pilares sobre el que sustentar una sanidad pública sostenible, insiste Diego Vargas.
La balanza entre ingresos y gastos, “cada vez más desequilibrada”, y los usuarios serían los otros dos pilares del sistema. Ahora bien, si la balanza no puede afrontar el equilibrio, el usuario, como mucho, deberá ser formado y recibir información para realizar un uso adecuado de la sanidad; pero no puede convertirse en quien recaiga todo el peso del sistema.
Así las cosas, el profesional sanitario necesita “formación médica de calidad y herramientas de gestión clínica para desarrollar lo que se llama microgestión”, dice el presidente de los médicos de Atención Primaria, que insiste en que la sociedad científica “quiere dotar al médico de familia de la mayor formación para garantizar una atención de calidad”.
Para ello, el esfuerzo formador ha contado con el apoyo de la industria farmacéutica que, según Vargas, no es “el malo” de la película, sino que realiza una importante “labor social” al invertir en formación de los médicos de Atención Primaria.
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