Desde hace casi tres semanas, coincidiendo con el último Domingo de
Resurrección, varias botellas de vino elaborado en la provincia de
Almería se encuentran a cuatro metros bajo tierra. No será hasta el
mismo Domingo de Resurrección pero del año 2025, cuando vuelva a
ver la luz del sol.
Habrá que esperar
por tanto dos años para que el caldo que ahora se encuentra
enterrado vuelva a recibir la luz del sol convertido en un vino gran
reserva. Detrás de esta práctica se
encuentra una de las bodegas almerienses que más se han consolidado
en el sector vinícola en los últimos años: Bodega Palomillo.
Con este
enterramiento apuestan de nuevo por lanzar al mercado una gama‘premium’ para los paladares más exquisitos y que en las
ocasiones más especiales no falte un gran vino ‘made in Almería’.
Es lo que se
consigue teniendo el vino varios metros bajo tierra, ya que de esta
manera queda protegido ante cualquier fenómeno como los vaivenes en
la temperatura ,los rayos del sol o incluso las vibraciones, que
también pueden afectar al vino en cualquier proceso de maduración
del mismo.
A todo ello hay que sumarle que, de forma previa a su enterramiento, el caldo de Bodegas Palomillo ya ha pasado dos años preparándose para este momento, tal y como detalla Francisco García, gerente de bodega Palomillo. “Nuestro vino ‘Resurrección’ ya ha estado dos años en barrica de roble americano y francés”, explica antes de adelantar que “tras ese proceso el pasado Domingo de Resurrección lo enterramos bajo tierra envuelto entre paja y harina a cuatro metros de profundidad”.
Efectivamente, el nombre no podía ser otro que el de ‘Resurrección’. Serán en total cuatro años los que pase el líquido protegido por unas condiciones perfectas para que en la Semana Santa de 2025 se haya convertido en un gran reserva.
Francisco García subraya que con
este proceso se consigue “un gran reserva único” y se detiene en
otra de las singularidades de este producto, como es que permanecerá
estos dos años “envuelto en hojas de periódico de La voz de
Almería, dando testimonio de la fecha de su enterramiento y una vez
que lo sacamos de ahí va dentro de un lingote cerámico fabricado a
mano en Sorbas que hace un efecto botijo de conservación
excepcional”.
El enterramiento,
queda claro, no es un capricho. Todo está pensado y preparado para
que en la primavera de 2025 quienes lo deseen puedan degustar un gran
reserva realmente único y elaborado en la provincia almeriense;
concretamente en el término municipal de Vélez-Rubio, donde está
situada Bodega Palomillo.
Sin embargo, no
habrá que esperar hasta ese momento para ser conscientes de lo que
supone para el paladar probar un vino así, ya que el Domingo de
Resurrección de 2021 ya se desenterraron las primeras botellasconservadas bajo este procedimiento. Y la respuesta no pudo ser
mejor. “Todos coinciden en lo mismo: Este vino sabe a gloria”,
bromea el responsable de la bodega.
Mientras llega de
nuevo ese momento sigue habiendo opciones de calidad, como ‘Lo
mejor siempre está por venir’, el tempranillo de Palomillo y
nombrado en 2022 como el mejor vino ecológico del mundo. Un nombre,
‘Lo mejor está por venir’ que bien podría servir como anuncio a
lo que sucederá en la primavera de 2025.
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