La festividad aparece recogida en el Calendario Litúrgico Pastoral de Almería, en concepto de “Fundador y Patrono de la Iglesia de Abla". Así, los abulenses festejan su solemnidad cada 1 de mayo. El culto fue restablecido en 1995 con la adquisición de una nueva imagen, venerada en la ermita Santos Mártires. Se representa con atuendo de mitrado, sosteniendo con los dedos el báculo, mientras que con la mano diestra imparte su bendición.
Desde 2018, tal día como hoy, tras la Misa Estacional a las 11 horas, tiene lugar la procesión por el itinerario de costumbre. Abre la comitiva la Cruz Guía centrada por los ciriales y las distintas agrupaciones cofrades con sus pertinentes insignias, que preceden al trono religioso. Completa el cortejo, el párroco, autoridades y la Banda de Música, junto a devotos y restantes feligreses.
La presencia del clero, Ayuntamiento y Hermandades en el protocolo corrobora el apoyo institucional a la efemérides de la evangelización de Abula y la erección de su obispalía, que en consecuencia la convierte en una de las pioneras poblaciones peninsulares cristianizadas. La presidencia en 2023 por el obispo de Almería Sr. D. Antonio Gómez Cantero tanto en la Misa como en la procesión, viene a consolidar el origen abulense. Seguidamente, habrá un almuerzo con los fieles y devotos.
La nominación “obispo de Abula" es un título honorífico, que la Santa Sede lo ha recuperado de diócesis extintas. Lo concede a obispos que ejercen cargos y funciones no diocesanas; es decir sin estar al frente de una diócesis. Actualmente lo ostenta Cristian Dumitru Crisan, obispo auxiliar de Făgăraş şi Alba Iulia (Rumania).
La Tradición de “Los Siete Varones Apostólicos” alude a los orígenes de la iglesia española, con la venida de unos discípulos a predicar la doctrina de Cristo en la España romana (s. I).
Las fuentes documentales más destacables que la recogen son: los calendarios mozárabes (s. X), el martirologio de Lyon (s. IX), el códice Emilianense (s. X) y el manuscrito Cerratense (s. XIII).
Señala la Tradición que los apóstoles Pedro y Pablo escogieron a siete discípulos suyos y los consagraron obispos en Roma para enviarlos a Hispania con finalidad evangelizadora. Se dirigieron a la provincia Baetica y al llegar a las afueras de Acci (Guadix) se detuvieron a descansar por las fatigas del camino. Entretanto, mandaron a varios de los suyos a la urbe a comprar víveres ante la escasez de provisiones. De pronto, una muchedumbre enfurecida, que celebraba fiestas a sus dioses paganos, enterada de su llegada, salió en su persecución con actitud hostil, pero milagrosamente se salvaron al derrumbarse el puente sobre el río que los separaba. Una noble matrona llamada Luparia los acogió, construyó un baptisterio y aceptó el bautismo, cual ejemplo fue seguido por el resto de los gentiles. Una vez convertida la ciudad se dispersaron con el propósito de proseguir la predicación, quedando Torcuato en la misma, Tesifonte en Vergi (Berja), Indalecio en Vrci (Benahadux-Pechina), Eufrasio en Iliturgis (Andújar), Cecilio en Ilíberis (Granada), Hesiquio en Carcesa (Cazorla) y Segundo en Abula (Abla).
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