Guillermo Mirón
23:05 • 14 abr. 2012
La crisis económica no solo afecta a los seres humanos. Los animales domésticos, dependientes de las personas, también están sufriendo las consecuencias de la pérdida de poder adquisitivo o disminución de los ingresos de sus dueños. A principios de la pasada década, con el boom inmobiliario en el Almanzora, la llegada de ciudadanos de origen británico trajo consigo una cultura, si no de mayor respeto hacia los animales, sí diferente y más organizada. La creación de asociaciones de rescate y protección de animales se extendió de modo que hoy existen alrededor de una decena de colectivos de este tipo. Pero, ¿cuál es la relación entre el actual contexto económico y el cuidado de los animales?
Los responsables de Puppy Rescue han lanzado un llamamiento de auxilio dirigido a la sociedad del valle y las administraciones. El futuro de 33 perros peligra a día de hoy. Maz Bailey, una de las fundadoras de la asociación, alberga en su casa de acogida más de una treintena de animales con los que convive, pero se ha visto obligada a abandonar su hogar.
Abandono
Dentro de tres semanas partirá de vuelta a Inglaterra para someterse a una operación y su regreso no está asegurado. La casa de Maz y de los 33 animales se encuentra en La Molata, una barriada de Albox. Los canes están distribuidos en espacios perfectamente delimitados y habilitados, aunque el olor y el ruido son los propios de unas instalaciones que, hace algo más de siete años, correspondían a un cortijo de las afueras del municipio albojense.
Sin dejar de atender a los perros que así se lo solicitan, esta residente británica explica que además “una persona está interesada en comprar la casa” y que necesitan dinero para enviar los animales a una protectora holandesa, ya que en esta nación de los Países Bajos la castración está regulada por ley y casi no hay abandonos. La tesorera de la asociación, Diana Price, cree que la falta de una regulación para la castración es precisamente “el principal problema” en los municipios del Almanzora. “Los españoles no castran a sus perros”, lamenta mientras recuerda un principio de acuerdo alcanzado con el Ayuntamiento de Albox años atrás que no se materializó.
Las ayudas por parte de las administraciones públicas han brillado por su ausencia durante todos estos años. Prácticamente ningún ayuntamiento del valle ha colaborado con esta labor, por lo que las asociaciones se han visto obligadas a subsistir (y con ello lograr que los animales logren sobrevivir) con cuotas, eventos sociales y locales donde venden materiales o ropa usada para recolectar fondos. Ya existen al menos dos tiendas de este tipo. Una ubicada en Albox y otra en Arboleas. “Necesitamos cambiar de actitud”, entiende la propietaria de la casa, que relata cómo efectivos de la Guardia Civil e incluso de la Policía Local han dejado a su cuidado cachorros, según su punto de vista, de forma errónea ya que su labor se limita a “salvar a animales enfermos y en muy mal estado”. Los oriundos del lugar no actúan de mejor forma según las responsables de ‘Puppy Rescue’.
“Vienen a dejarnos sus cachorros. Pero es que si no los cogemos los tiran al contenedor de al lado”, cuenta alarmada su fundadora. Una mayor implicación de los paisanos españoles es otro de los reclamos de quienes luchan por el bienestar de los animales, junto con un mayor control de la castración y el fomento de la adopción, en lugar de la compra de animales, y ayuda pública.
Tras siete años de amor y lucha por los animales, ha llegado el momento de que alguien coja el testigo de Maz. No es necesaria la adopción de todos los canes. No es lo que pide. Evitar una compra adquiriendo uno de sus perros ya sería todo un milagro para ese animal que, a día de hoy, carece de un futuro asegurado. El teléfono de contacto de la asociación es el 664 76 89 58.
Los responsables de Puppy Rescue han lanzado un llamamiento de auxilio dirigido a la sociedad del valle y las administraciones. El futuro de 33 perros peligra a día de hoy. Maz Bailey, una de las fundadoras de la asociación, alberga en su casa de acogida más de una treintena de animales con los que convive, pero se ha visto obligada a abandonar su hogar.
Abandono
Dentro de tres semanas partirá de vuelta a Inglaterra para someterse a una operación y su regreso no está asegurado. La casa de Maz y de los 33 animales se encuentra en La Molata, una barriada de Albox. Los canes están distribuidos en espacios perfectamente delimitados y habilitados, aunque el olor y el ruido son los propios de unas instalaciones que, hace algo más de siete años, correspondían a un cortijo de las afueras del municipio albojense.
Sin dejar de atender a los perros que así se lo solicitan, esta residente británica explica que además “una persona está interesada en comprar la casa” y que necesitan dinero para enviar los animales a una protectora holandesa, ya que en esta nación de los Países Bajos la castración está regulada por ley y casi no hay abandonos. La tesorera de la asociación, Diana Price, cree que la falta de una regulación para la castración es precisamente “el principal problema” en los municipios del Almanzora. “Los españoles no castran a sus perros”, lamenta mientras recuerda un principio de acuerdo alcanzado con el Ayuntamiento de Albox años atrás que no se materializó.
Las ayudas por parte de las administraciones públicas han brillado por su ausencia durante todos estos años. Prácticamente ningún ayuntamiento del valle ha colaborado con esta labor, por lo que las asociaciones se han visto obligadas a subsistir (y con ello lograr que los animales logren sobrevivir) con cuotas, eventos sociales y locales donde venden materiales o ropa usada para recolectar fondos. Ya existen al menos dos tiendas de este tipo. Una ubicada en Albox y otra en Arboleas. “Necesitamos cambiar de actitud”, entiende la propietaria de la casa, que relata cómo efectivos de la Guardia Civil e incluso de la Policía Local han dejado a su cuidado cachorros, según su punto de vista, de forma errónea ya que su labor se limita a “salvar a animales enfermos y en muy mal estado”. Los oriundos del lugar no actúan de mejor forma según las responsables de ‘Puppy Rescue’.
“Vienen a dejarnos sus cachorros. Pero es que si no los cogemos los tiran al contenedor de al lado”, cuenta alarmada su fundadora. Una mayor implicación de los paisanos españoles es otro de los reclamos de quienes luchan por el bienestar de los animales, junto con un mayor control de la castración y el fomento de la adopción, en lugar de la compra de animales, y ayuda pública.
Tras siete años de amor y lucha por los animales, ha llegado el momento de que alguien coja el testigo de Maz. No es necesaria la adopción de todos los canes. No es lo que pide. Evitar una compra adquiriendo uno de sus perros ya sería todo un milagro para ese animal que, a día de hoy, carece de un futuro asegurado. El teléfono de contacto de la asociación es el 664 76 89 58.
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