Mojácar: de la omertá a la crispación

Buena parte de la población de Mojácar -uno de los pueblos más queridos, más fotografiados, una auténtica fábrica de recuerdos felices- admite que la compra de votos por correo es algo que ha planeado siempre en el municipio. De hecho, en las elecciones generales, el sufragio postal asciende al 1% y en las locales se alcanza hasta el 12%. Hasta ahora ha reinado cierta 'omertá' entre las distintas familias mojaqueras con poder ante esta presunta actividad ilegal. Todo apunta a que con las detenciones del miércoles, ese supuesto pacto de no meterse en lo que hace el otro ha saltado por los aires y la crispación se ha recrudecido en las últimas horas en el municipio del mar y la montaña. Mojácar es el pueblo más cosmopolita de la provincia, el pueblo de los bohemios, de los artistas, el refugio de ingleses y alemanes, de nórdicos y americanos, donde mezcla lo local con lo internacional, las costumbres de siempre como las cintas a caballo con lo estrafalario de ver a un inglés tomándose un daiquiri al sol de enero en gallumbos. Sin embargo, en los matrimonios hay mucho de eso que se dice de que los extranjeros van por su lado y los nativos por el suyo. Dinastías enfrentadas políticamente acaban teniendo vástagos respectivos que se unen para formar una familia, aparcando las siglas. Algo que ha venido ocurriendo desde hace un siglo con las viejas rivalidades políticas entre los Flores y los Carrillos, como un reflejo real de las páginas novelescas de Capuletos y Montescos.

A veces ha pivotado Mojácar, el rincón de embrujo de Carlos Almendros, sobre una lucha política fratricida entre las familias -mociones de censura, pactos tripartitos y cuatripartitos- pero nunca se había llegado al actual nivel de enfurecimiento con las últimas detenciones por el caso de los votos por correo. La clave puede estar en el cambio de cabeza de lista del PP que ha hecho que las expectativas del PSOE crezcan; así como también en el nuevo PGOU mojaquero con todas las expectativas que genera en un pueblo en el que el urbanismo es clave de bóveda, así como en unos terrenos encima del supermercado Día, proyectados para un Lidl, que ha provocado enfrentamientos y una batalla judicial; así como el malestar de parte de los hosteleros mojaqueros con el actual equipo de Gobierno, que ha apostado por mantener el ocio nocturno mojaquero dentro de unos límites, "ante el peligro de que la localidad levantina se convierta en una nueva Magaluf", como se ha transmitido en los últimos tiempos desde la alcaldía.