A lo largo y ancho de la provincia tan sólo se produjeron dos
investiduras el pasado sábado en las que concejales de Izquierda
Unida hayan posibilitado un gobierno del Partido Popular, aún cuando
esta fuerza política no fue la más votada el pasado 28 de mayo.
Esta situación se
dio tanto en Garrucha como en Líjar y, en ambos casos, los dos
concejales pertenecientes a IU en cada pueblo fueron expulsados delpartido por desobedecer lo estipulado desde la coordinación provincial.
Una expulsión que en cierto modo acepta y entiende Francisco Molina,
uno de los concejales expulsados en Líjar, aunque defiende que el
pacto en este caso “nuestra coordinadora -en referencia a la
dirigente provincial de IU, María Jesús Amate- ha hecho su trabajo
pero nosotros hemos valorado lo que se expuso a la asamblea local de
Líjar”.
Así se ha
pronunciado durante una entrevista en la Cadena SER en la que ha
detallado cómo las negociaciones previas a la investidura
concluyeron con los ya exconcejales de IU (ahora no adscritos)
pactando con el PP y dando la Alcaldía a María Jesús Díaz. “Nuestra preocupación es Líjar y creemos que
en un pueblo de 400 habitantes no importa tanto la ideología, creo
que son las personas lo que más interesa”.
Para explicar su
decisión de dar la Alcaldía a los populares, aunque posteriormente será alguno de los concejales no adscritos quien ocupe este cargo, Molina ha dejado claro también que al
empezar a negociar con el PSOE “pusimos sobre la mesa de no sueldos
y cuatro años de Alcaldía para nosotros” puesto que “en el
anterior pacto le dimos nosotros la Alcaldía cuatro años. Fuimos
con máximos para luego negociar”, reconoce Molina.
“La propuesta del PSOE fue sueldo para la alcaldesa y gobernar cuatro años”. Fue entonces cuando se paralizaron las negociaciones con los socialistas tras comunicar a IU que no iban a “ceder nada”, según el concejal no adscrito de Líjar.
En cambio, con el
Partido Popular “hubo tres reuniones, una para tratar los proyectos
y programa, la distribución de concejalías y distribución del
Ayuntamiento y una tercera reunión donde se propuso cómo se iba a
gobernar”. De hecho, según Molina, el PP les ofreció que
“comenzásemos nosotros en la Alcaldía, pero veníamos cansados de
cuatro años cansados de oposición”, por lo que la alternancia
finalmente será la contraria. Los dos primeros años para el PP y
los dos últimos de la legislatura para IU. Finalmente, esto fue lo
aprobado por los “doce” componentes de la asamblea local de IU en
Líjar.
Pasada la tensión
de la investidura y las negociaciones, ahora toca habar de hechos
para defender el pacto. Entre los principales retos para Líjar,
Francisco Molina enumera proyectos como “terminar el espacio
escénico, los Planes Provinciales de 2018-19 sin ejecutar como el
tanatorio, finaliza el área de autocaravanas, poner en marcha un
plan de turismo…”.
Tras su expulsión,
Molina ha cambiado las siglas con las que lleva lustros haciendo política
municipal pero aún no desecha la posibilidad de hacer campaña “por Sumar” para
las próximas elecciones generales del 23 de julio. “No lo
descarto”.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/3/provincia/258831/el-concejal-expulsado-en-un-pueblo-de-400-personas-no-importa-la-ideologia