El polígono industrial de Níjar contará con 600.000 metros y busca socios

El futuro polígono industrial de Níjar, junto al área de contenedores del Puerto Seco, será el más grande de la provincia con 600.000 metros de suelo construido. La inmobiliaria Espacio, del grupo madrileño Villar Mir, busca socios para desarrollar este gran complejo vicario de la zona ferroviaria, un proyecto que tiene aún que resolver la delimitación de un ramal sobre el plan inicial de Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF). 

Esta futura  área industrial se proyecta a través de un convenio entre el propietario de la finca Ródenas, Miguel Peinado Barnés, a tres kilómetros al sur del núcleo urbano de Níjar, y la propia Inmobiliaria Espacio, quien tiene un contrato de gestión para ser agente urbanizador junto a las vías del Puerto Seco.

Miguel Peinado es también el empresario que vendió 78 hectáreas a la Junta de Andalucía, concretamente a la Agencia Pública de Puertos de Andalucía (APPA) para hacer el Puerto Seco y tiene otras 120 hectáreas más en opción de compra que no ha ejecutado.

Hace unos años Inmobiliaria Espacio, que nació dentro del grupo Obrascón-Huarte-Lain- encargó un plan estratégico a la consultora Savills Aguirre Newman para el desarrollo de este suelo. Sin embargo, el crecimiento de este megaparque industrial va a rebufo del área logística y mientras ésta no arranque, aquella tampoco podrá hacerlo.

La idea es que una vez que el ferrocarril esté operativo en un plazo no definido  aún, con el puerto de contenedores a pleno rendimiento, el Parque Industrial Ródenas albergue almacenes y servicios auxiliares de las empresas. El nudo logístico de Níjar, sin embargo, no está ausente de competidores, como es el caso de varios puertos secos que se proyectan también en Murcia, en la zona de Calasparra y Totana.

La Hacienda Ródenas tiene una dilatada historia a sus espaldas. Antes de pertenecer a Peinado pasó por las manos de otros propietarios como Miguel Peralta,  Efrén Martínez, la sociedad Aparsa y Héctor Ríos. El pago debe su nombre a un antiguo abrevadero de ganado junto a la rambla del mismo nombre. En los años 70 se adaptó a una explotación equina lo que supuso la adecuación de cuadradas, patios y su uso como establecimiento hostelero. Está relacionado con la explotación cerealista con corrales para  ganado bovino y caprino, junto a los restos de una pequeña capilla.