Un hecho insólito sucedió en las playas de Adra ante la mirada atónita de la gente dónde llegaron a las playas multitud de piñas tropicales en buen estado de conservación para ser consumidas y que hicieron las delicias de los habitantes.
De la Habana ha llegado un barco, ¿cargado de...? Se decía una sílaba y, bajo pena de pagar prenda, el interrogado tenía que responder con prontitud. Hace muchos años era un juego infantil y un día, se hizo realidad, al verse sembradas las playas de Adra.
Sobre las cuatro de la tarde del 19 de abril de 1980, unos pescadores avistaron desde el puerto una gran mancha sobre el agua a unas dos millas a poniente del morro empezando a hacer conjeturas sobre la naturaleza de la misma.
La mancha tenía mas de dos kilómetros de longitud y la marea la acercaba rápidamente a tierra, por lo que los pescadores creyeron que se trataba de 'gardoma', nombre marinero que se aplica a los arrastres de las ramblas con motivo de las grandes avenidas, y está compuesto generalmente por ramas, troncos de árboles, cañaveras y todas tas materias flotantes que hay en las márgenes de los cauces.
Pero la sorpresa, que en principio se creyó broma fue cuando entraron en el puerto unos pescadores deportivos con el bote cargado de hermosísimas piñas tropicales que casi le hacían zozobrar. Éstos, explicaron a los asombrados espectadores que todo aquello que se acercaba flotando no eran sino miles de suculentas piñas que además estaban en perfectas condiciones de consumición ya que debían llevar poco tiempo en la mar.
Mediada la tarde empezaron a llegar a las distintas playas de la localidad esta abundante pesquera causando el regocijo de chicos y grandes que no tenían nada más que descalzarse para escoger el fruto que por su aspecto más le apetecía.
Las piñas llegaban flotando muy bien y las que no tenían ningún golpe o se les hubiese deteriorado o causado heridas en la piel, estaban perfectamente bien para el consumo, circunstancia que aprovecharon cientos de personas para 'capturar' cuantas quisieron y sobre todo cuantas les permitían sus fuerzas poder acarrear. Los hubo que llevaron a la playa sus caballerías y sus vehículos, permitiendo regalar a las amistades hasta media docena de piñas.
¿Rapiña? No. La lluvia, casi siempre es providencial. Baja del cielo. Por una vez, la dulce y jugosa fruta por nadie reclamada llegó por mar y, no creo, como apuntaban algunos en su día, que fuesen enviadas por Fidel, como regalo.
Hasta hoy, se desconoce cuál pudo ser el motivo de este raro episodio, ya que no se tuvo noticias de ningún naufragio por la zona del mar de Alborán, creyéndose que se debió a que por motivo del temporal reinante días antes, pudo caer al agua algún contenedor que fuera en cubierta de un mercante dejando flotando y a merced del tiempo, unas cuantas toneladas de piñas.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/3/provincia/260663/el-dia-que-miles-de-pinas-llegaron-flotando-a-las-playas-de-adra