Hoy, 19 de noviembre es el Día Mundial del Saneamiento (más conocido como del Retrete), celebrado por Naciones Unidas con el objetivo de concienciar a la sociedad sobre la importancia del saneamiento y en esta edición respecto a la necesidad de acelerar su cambio, ante los nuevos retos a los que se enfrenta el alcantarillado de los territorios frente al cambio climático.
Por ello, desde Hidralia se quiere aprovechar este día para poner el foco en la necesidad de hacer un buen uso del sistema de saneamiento, incidiendo en la problemática que supone para la red arrojar residuos por el váter, como toallitas, bastoncillos, productos de higiene íntima o aceite usado, entre otros.
Las incidencias a causa de estos desperdicios -principalmente de toallitas húmedas- se han multiplicado en los últimos años e impiden el buen funcionamiento del sistema, además del riesgo natural que suponen al tardar más de 100 años en descomponerse. Hidralia retira una media anual de más de 600 toneladas de toallitas en Roquetas, que causan numerosos atascos en las redes, provocando inundaciones y averías y tapones en las infraestructuras de la red (bombeos, EDAR…), pudiendo inutilizar los sistemas o vertiendo al medio, con la amenaza ecológica que supone.
Además de las campañas de concienciación ciudadana para minimizar esta problemática, Hidralia también estudia, innova y ejecuta medidas que suponen un salto adelante en la gestión sostenible de las redes de saneamiento y depuración, para poder hacer frente a los retos del cambio climático. La necesaria inversión para el mantenimiento, mejora y renovación de las redes, tiene que venir acompañada de la aplicación de nuevas herramientas tecnológicas que transformen digitalmente el servicio, así como el estudio e implantación de proyectos de innovación, para avanzar en un futuro más sostenible.
De hecho, en Roquetas se continúa con la ampliación de los sensores con los que se cuenta para la gestión de las redes de alcantarillado, aumentando su red de pluviómetros, que permiten tener datos en tiempo real de la acumulación de agua por diferentes zonas de Roquetas y actuar en aquellas que se considera que tiene mayor riesgo ante la cantidad de agua que la red está soportando. A ello hay que sumar un sistema de alertas y herramientas meteorológicas, que les permite actuar con anticipación en caso de que se prevean lluvias intensas.
Por otro lado, Hidralia trabaja para anticiparse y evitar averías y optimizar la vida útil de las redes utilizando la tecnología para tener información actualizada del funcionamiento de la red, conociendo aquellos momentos en los que se hace un uso más intenso, en los que el flujo es mejor y las necesidades de consumo en cada zona y periodo.
Regeneración de recursos
En la gestión del saneamiento, la compañía prioriza el tratamiento de las aguas residuales para devolverlas al medio en las mejores condiciones y con la calidad acorde a la normativa. Garantizar la calidad final del vertido de las depuradoras es la base para incrementar la reutilización que permitirá completar el ciclo integral del agua y garantizar así la disponibilidad de agua como recurso en el futuro, sobre todo ante situaciones como las que se vive actualmente de escasez de recursos hídricos.
Para ello, Hidralia aplica los principios básicos de economía circular, con el objetivo de cero residuos generados. Uno de sus proyectos de referencia es la transformación de las depuradoras tradicionales en ecofactorías, un modelo reconocido por Naciones Unidas como proyecto destacado en la lucha contra el cambio climático. El objetivo es regenerar agua para nuevos usos (riego agrícola, etc.), valorizar los residuos para nuevos recursos (por ejemplo, los lodos de depuración se valorizan como abono en agricultura), y producir energías renovables con el fin de conseguir el autoabastecimiento de la planta, generando un impacto positivo sobre el entorno.
Así en Roquetas de Mar se ha inaugurado recientemente su sistema terciario que permitirá que la EDAR (Estación Depuradora de Aguas Residuales) de Roquetas cuente con las instalaciones necesarias para ofrecer un efluente (agua residual tratada) de calidad para que el 100% del agua regenerada en la planta pueda ser aprovechada para el riego de invernaderos. Lo que convierte a la actuación en una palanca de impulso no solo de la economía circular, sino también de minimización del impacto de periodos de sequía al evitar que se tenga que extraer este recurso del acuífero y/o la desaladora.
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