Sí hay un mes reconocible en el calendario por traer incontables tradiciones, olores, sabores y recuerdos a nuestras vidas, es sin duda el mes de diciembre. El calvo de la navidad, los niños de San Ildefonso, el turrón de Suchard, Ferrero Rocher, las vueltas a casa de los que están lejos....y así podríamos seguir hasta cansarnos enumerando los grandes iconos de la época navideña.
Pues bien, en Almería también tenemos nuestro iconos navideños, personas, lugares, sabores, que nos acompañan cada año en estas fechas y que cobran un lugar especial en nuestro imaginario colectivo. Las lumbres, en la víspera de Santa Lucía el 12 de diciembre, las zambombas, el aguinaldo, los mantecados alpujarreños o el olor a castañas asadas...y entre tantos tenemos que recordar a uno de esos nombres propios que con su ilusión contagian a toda la provincia.
Es el caso de Juan Reche, un vecino de Oria que difícilmente no conocen ya una buena parte de almerienses. Juan lleva más de 40 años abriendo las puertas de su modesta vivienda en este pueblo ubicado en el interior del Valle del Almanzora, con la llegada de la Navidad. "El año pasado pasaron por aquí más de 300 personas" confesaba Juan.
El motivo no es solo el de comerse un mantecado y un buen anís en compañía de este orialeño, sino sobre todo, admirar su espectacular Belén articulado con más de 300 figuras. Este fin de semana, será la inauguración oficial del Belén de Juan Reche, al igual que gran parte de los encendidos navideños de numerosas localidades en toda la provincia, y es que no es para menos porque todo aquel que lo ve queda "alucinado".
No se alza en la entrada de un convento, ni en una iglesia, nisiquiera en un centro cultural o una sala dedicada a este fin. El de Oria modifica el salón de su propia vivienda que se transforma cada diciembre en un gigantesco Belén que cobra vida propia. "Dejo un sofá para mí y otro para mi mujer y todo lo demás se transforma en el Belén", explicó su artífice que aunque su intención cada año es ampliar su conjunto, "físicamente ya es imposible seguir ampliándolo", confiesa.
Dentro de la obra se observan numerosas escenas cotidianas y tradicionales almerienses que cobran vida propia debido a que sus figuras están articuladas. Lo más impresionante, todo el conjunto monumental cambia del día a la noche a través de la voz de su artífice. "¡Vamos levantaos, arriba, vamos!', y así como por arte de magia el belén empieza a cobrar vida, las ovejas balan, el gallo y las gallinas cantan y el sonido del agua del río recorre todo el conjunto.
Juan Reche asegura que su única motivación cada año para montar todo este "tinglado" en su vivienda es la de contemplar su propia obra y que los que lo visitan lo disfruten. Ubicado frente al ayuntamiento de Oria, en el número 2, el vecino asegura que "sea la hora que sea me tocan a la puerta y pueden pasar a ver el Belén", así Juan invita a todos a pasar este diciembre por su Belén que como cada año permanecerá disponible hasta después de Reyes.
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