Cajamar ha decido armarse hasta los dientes ante el vendaval financiero que se avecina y que acaba de llevarse por delante a Bankia, un peso pesado del sistema financiero español.
Para ello, la dirección de la rural almeriense ha decidido ponerse en lo peor y ha decidido provisionar 530 millones de euros por los créditos a promotores y otros 211 en dotaciones para cubrir la exposición a la promociones en curso: en total más de 742 millones de munición para cumplir con crecer los requerimientos fijados por el decreto-ley de saneamiento del sistema, a falta de las novedades financieras que está previsto que anuncie hoy el ministro Luis de Guindos tras el Consejo de Ministros.
Ayer, Los 270 delegados de la rural almeriense en asamblea celebrada en el Hotel La Envía de Vícar, aprobaron la fusión con la Caja Rural de Castellón, una de las entidades decanas de la historia financiera de España, fundada en 1903.
Expectativas turbulentas
De pequeño tamaño, la castellonense solo aportará el 1% del negocio al futuro grupo Cajas Rurales Unidas- liderado por Cajamar- con veinte oficinas, 104 empleados y que aporta el grano de arena suficiente para que el Grupo rebase el millón de socios y los 3,3 millones de clientes, más que todos los habitantes de Galicia junto.
El consejero delegado y futuro presidente de Cajamar, Juan de la Cruz Cárdenas, reconoció que las expectativas no son nada halagüeñas para 2012, “con una tasa de paro que crecerá aún más por encima del 24%, seguimos en recesión y se incrementará la morosidad”.
Avanzó también que el proceso de fusión de Cajamar, Ruralcaja y Caja Rural de Castellón concluirá en julio, una vez sea autorizado por el Ministerio de Economía previo informe del Banco de España. Iniciará entonces su andadura la nueva entidad cabecera del Grupo Cajas Rurales Unidas que, de entrada, estará formado por 22 entidades que representan en torno al 50% de los activos y del negocio del sector de las cajas rurales españolas.
La cabecera de esa entidad será Cajamar y tendrá su sede en la almeriense Plaza de Barcelona. Una de cada tres oficinas y uno de cada tres empleados del sector de rurales a nivel nacional pertenecen al nuevo grupo. Durante los últimos meses, otras entidades del sector de las rurales han seguido la estela de Cajamar.
Es el caso de Caja Rural de Burgos con las cajas rurales de Segovia, Fuentepelayo y Castelldans o la agrupación recientemente anunciada entre Caja Laboral y la vasca Ipar Kutxa. El presidente de Cajamar, Antonio Pérez Lao, manifestó que el sector de las cajas rurales también ha iniciado ya un proceso de concentración irreversible, destinado a conformar entidades de mayor tamaño, “más solventes, eficientes y capaces para hacer frente a los nuevos retos económicos que exigen los tiempos actuales”.
De las 70 cajas rurales existentes en diciembre de 2011, el sector de las rurales va a quedar formado, de momento, por tres grupos y 33 entidades individuales, que se concentrarán aún más.
“Nos cabe la satisfacción de haber sido la entidad pionera de este proceso en nuestro sector y también la más activa, de haber emprendido este camino hace años, antes de que se desencadenara la actual situación de crisis económica y financiera, atendiendo únicamente a nuestra visión y a nuestro convencimiento. Y el tiempo parece que nos está dando la razón”, expresó Pérez Lao. Entre los hitos principales de carácter societario destacan en este ejercicio la fusión de Caja Campo, las incorporaciones al Grupo de Caja Rural Castellón y Rural de Canar
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