La campana de la Iglesia Parroquial San Juan Bautista tañe una vez cuando dan las 19:15 horas. La luz del reloj y del propio campanario alumbra, junto a los faroles, la plaza de la Constitución. El teléfono marca 15 grados, una temperatura algo superior a la esperada en un pueblo de interior como este. En el Café Bar La Plaza, el único que queda abierto en este entorno tras el cierre del conocido Restaurante Pérez, están de obras. Un vecino escucha un audio de WhatsApp y otro pregunta a un tercero si es el hijo de Alfonso. La campana vuelve a sonar, una vez, a las 19:30 horas, la hora fijada, y los últimos vecinos que quedaban en la plaza entran en el Ayuntamiento por la puerta lateral, subiendo dos plantas de escaleras hasta llegar al Salón de Plenos. Allí les espera Luis Martínez Amate, el alcalde más joven de la provincia de Almería, quien afronta su primera legislatura con una misión que parece imposible: eliminar una deuda que, según apuntan los informes, tardaría en subsanarse unos 200 años, para que su pueblo, Alhabia, pueda avanzar.
El contexto: cuando Martínez Amate (PP) llegó a la Alcaldía, tras las elecciones municipales de 2023, en las que se impuso al que había sido alcalde durante las tres décadas anteriores, José Núñez (PSOE), se encontró con una deuda del Ayuntamiento con la Seguridad Social de 750.000 euros que imposibilita que Alhabia pueda optar a recibir una serie de subvenciones que no sean por concesión directa para mejorar el pueblo y que impiden, a la vez, comenzar a liquidar una deuda millonaria, entre las que se incluyen las de los conocidos ‘pisos’, con casi 1 millón de euros, 708.000 más de sentencias judiciales firmes y otra serie de deuda privada de la que se desconoce el alcance total, al no existir facturas ni contabilidad en la década anterior, y que se estima en más de 2 millones de euros. Todo ello había provocado que incluso las empresas privadas dejaran de prestarle servicio o venderle material.
El alcalde esperaba sentado en el Salón de Plenos hasta que este prácticamente se llenó, con cerca de medio centenar de vecinos. Sobre una pizarra blanca, con el nombre del pueblo destacado en rojo y mayúsculas, iría explicando a los asistentes la situación en la que se encuentra el Ayuntamiento, que catalogó de “catastrófica”.
Martínez Amate les explicó cuáles son los ingresos del municipio: la Participación de los Ingresos del Estado (PIE), con algo más de 13.500 euros al mes; la Participación de los Tributos de la Comunidad Autónoma (Patrica), unos 46.000 euros trimestrales; más una asistencia económica de la Diputación Provincial de 20.000 euros anuales a la que ahora suma otra de 100.000 para obras que se tiene que utilizar exclusivamente con ese fin, así como impuestos como el IBI, el agua o la ocupación de vía pública, entre otros, con algo más de 56.000 euros anuales.
De ellos, el alcalde comentó que “del PIE no se estaba ingresando nada; de ahí salían dos pagos, uno que fue descontando casi toda una deuda anterior que había y otro, de unos 7.000 euros mensuales, que estaba retenido y no se ingresaba. Todo el PIE y la Patrica estaban retenidos desde hacía tres años porque el Ayuntamiento no tenía Contabilidad desde 2015, no se mandaba la información a la Cámara de Cuentas”.
“La Seguridad Social no se pagaba desde 2013, no se abonaban las cargas sociales de los trabajadores ni los reconocimientos médicos”, añadió. “No soy partidario de actuar judicialmente, pero el escándalo es tan grande que la Fiscalía va a actuar de oficio sola”, explicaba.
A su llegada, tuvo que hacer una serie de despidos en la plantilla, que estaba en 22.000 euros al mes. Ahora mismo, pagan 11.000, con contratos a media jornada. Con eso, “estamos comenzando a revertir la situación. Se está pagando la Seguridad Social por primera vez en diez años. Hemos quitado ya más de 50.000 euros de esa deuda, pero el pueblo se ha quedado embargado para toda la vida”, apuntaba Martínez Amate.
Explicó uno de los viajes a Madrid para reunirse con el Ministerio de la Seguridad Social. “Les dije que no teníamos papeles, que no existían facturas, contratos ni contabilidad de los años anteriores. Tuvimos que hacer una estimación para poder desbloquear la mitad del PIE, más de 12.000 euros. Hemos pensado en pedir adelantos, pero sería pan para hoy y hambre para mañana”, comentó. La explicación que les dieron fue que la legislación “permite a los entes públicos” no afrontar esas cargas de manera inmediata, creando esa deuda.
“Seguridad Social pide un pago único de 140.000 euros y una cuota al mes de 10.000 euros. Es totalmente imposible. Ese es el principal problema que tenemos, no vemos de dónde podemos sacarlo. Mientras no se pague eso, no tendremos nada. No vamos a poder hacer muchísimos proyectos porque mientras haya un solo euro de deuda con la Seguridad Social no nos van a entrar subvenciones. Os pido comprensión, no tenéis la culpa, pero la situación no nos deja avanzar en materia de infraestructuras”, continuó el alcalde.
Detalló más. “El Centro Guadalinfo lleva cerrado desde hace casi diez años. Lo gracioso es que la aportación de la Diputación para ese centro, de 12.000 euros al año, entraba, y se gastaba, pero no lo declaraban. ¿Dónde se ha echado todo eso? Desde 2013 no se ha pagado ninguna factura de la luz. Facturas de 80 euros que no entiendo. La ermita, 15 euros. ¿Por qué no se han pagado?”.
Y más. “En 2022 hubo un ingreso de la asistencia de Diputación de 20.000 euros y se supone que se habían hecho los vestuarios del polideportivo, el parque del colegio y varias cosas más, pero las obras no estaban hechas. Una vez entramos tuvimos que justificar esa cantidad que se había ingresado, pero que no estaba. Con dinero propio, del IBI, tuvimos que hacer esa obra, porque si no teníamos que devolver esos 20.000 euros. Otros 10.000 euros se ingresaron para hacer la cuesta del cementerio, y no hay cuesta”.
Con todo, Martínez Amate apuntaba que “las administraciones son conscientes del problema que tenemos y estoy seguro de que nos van a ayudar. Una vez quitemos esa deuda, van a entrar subvenciones y dinero, y cuando ese dinero se destine a la obra fin, Alhabia va a cambiar. Va a ser un año malo, pero si lo superamos, nos va a venir todo”.
Se mostró optimista: “En estos seis meses que llevamos hemos conseguido muchas cosas: de la que más orgulloso estoy es de abonar a todos los trabajadores actuales sus nóminas al completo. También hemos terminado con la contratación a dedo y hemos creado una bolsa de empleo, que va rotando constantemente. Hemos bajado más de 50.000 euros la deuda con la Seguridad Social y poco a poco estamos limpiando la imagen de Alhabia”.
Eso sí, lamentaba el alcalde que “hay gente del pueblo que tiene deudas del Ayuntamiento, y es una auténtica pena”, porque “todo lo que ha pasado de cinco años ya prescribe”. “El problema ha sido la dejadez, la gente ha dejado mucho correr el tiempo y no ha denunciado cuando tenía que haber denunciado”.
Durante algo más de una hora, Martínez Amate fue desgranando más datos. Los vecinos atendían y entendían la explicación. Incluso le felicitaron por cómo está intentando, por todos los medios, conseguir sacar a Alhabia del atolladero económico en el que se encuentra y que el pueblo comience a prosperar. Deberá pasar todavía tiempo, pero ya se van dando pasos en esa dirección.
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