Más de 800 historias con final feliz han convertido al proyecto DNA-Prokids en la esperanza frente al tráfico de niños. Una esperanza liderada desde Granada por el almeriense José Antonio Lorente y que ya ha devuelto a 600 niños a sus padres, además de impedir más de 250 adopciones ilegales. “Hay más controles sobre los alimentos o sobre los animales que sobre los seres humanos”, denuncia el forense.
A través de DNA-Prokids se realizan test de ADN a niños que están en la calle o acompañados por un adulto “sospechoso” en 16 países. “Si al Puerto de Almería llega un barco con carne de vacuno, se toma una muestra y se demuestra que coincide con el origen que dice tener; lo mismo si vas a comprar un caballo, tienes su trazado de ADN. En cambio, te encuentras un niño en la calle o se le detiene en la frontera, y no hay manera de identificarlo”, explica Lorente.
DNA-Prokids comenzó en 2006 en Guatemala, cuando tras muchos viajes en los que el almeriense veía la cantidad de niños que viven en la calle, decidió aplicar su experiencia en el campo de la investigación genética a los casos de niños desaparecidos.
“Yo tuve mucha suerte, porque comencé a estudiar el análisis de ADN cuando comenzó, nada más acabar la carrera de Medicina”. El científico se hizo forense por su padre, Miguel Lorente, -“que era mi héroe”- médico en Serón, Tíjola y Olula del Río, donde nació José Antonio, también profesor de la Universidad de Granada y director del centro GENYO de Genómica y Oncología. “Tanto la docencia como la investigación oncológica me llenan mucho, pero en el caso de DNA-Prokids es apasionante: usar la ciencia para un tema humano, que afecta a miles de niños en todo el mundo...”, describe.
A su laboratorio en Granada, y a otro que el proyecto tiene en la Universidad de Texas, en Dallas, llegan diariamente muestras de los 16 países implicados: “Cada país tiene su ‘base de datos’ independiente y muchas veces no sabemos cómo ha acabado el caso, pero a veces llega un email contando que por fin se ha encontrado a un niño desparecido hace años..., imagínese”.
El doctor recuerda uno de esta misma semana, de Indonesia, y habla también de una serie de casos que están ocurriendo ahora en Perú, donde se están encontrando niños que habían sido robados y, tras intentar venderlos, abandonados hace tres o cuatro años. “Pero tendremos un 5% de todo lo que tiene que haber”, valora Lorente.
Para poner en marcha toda esta red en 16 países, el almeriense contó con la colaboración de cientos de agentes que había conocido durante su estancia en el FBI entre 1992 y 1994 con una beca. “Iban a formarse policías de todo el mundo con los que trabé una gran amistad”, recuerda. Años después, “son los directores de policía de sus países”. Además, sus múltiples viajes por países de Latinoamérica posibilitaron el inicio de DNA-Prokids, un proyecto que ha devuelto sus hijos a más de 800 familias y la esperanza a miles de ellas.
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