Los 28 acusados de haber accedido al hotel del paraje del Algarrobico
en Carboneras en mayo de 2014 para realizar una pintada
sobre la fachada del inmueble con un gran punto negro en el que se
podía leer ´Hotel ilegal´ han rechazado este viernes su
participación en los hechos así como su acceso al interior del
edificio, si bien han afirmado que acudieron a la playa para
protestar contra la construcción.
Así lo han trasladado
durante la vista oral celebrada en el Juzgado de lo Penal número 3
de Almería, de la que se han excusado a siete de los acusados, y en
la que la acusación particular ejercida por Azata del Sol ha
mantenido su petición de un año de prisión para cada uno de ellos
y de una multa de 24 meses a razón de seis euros al día por un
presunto delito de daños. También pide una indemnización de
180.703 euros.
Salvo algunos empleados y extrabajadores
del colectivo ecologista, el resto de ellos ha rechazado su
vinculación con la organización y han trasladado que fueron a la
playa, donde según sus apreciaciones, había entre "100 y 200
personas" que se manifestaban tanto a favor como en contra del
hotel a partir de una convocatoria de la que tuvieron conocimiento,
en su mayor parte, por "redes sociales" y
"amistades".
Otros de los acusados han dado
cuenta de situaciones particulares por las que fueron identificados,
ya fuera porque estaban de paso "de vacaciones" cuando iban
a bordo de una furgoneta o porque, según ha explicado uno de ellos,
realizaba su labor como "periodista" para un medio de
comunicación.
Los acusados han dicho que no vieron a
personas "con monos" de trabajo en el interior del hotel en
la mañana del 11 de mayo de 2014, mientras que otros han asegurado
simplemente que no lo recordaban. En lo que sí han coincidido todos
es en que fueron identificados por la Guardia Civil "en la
playa" sin que se produjeran altercados.
La pareja de
agentes de la Guardia Civil que acudió hasta el hotel tras tener
conocimiento de que un grupo de personas había accedido al recinto y
instructor del atestado han diferido en sus declaraciones en cuanto
al número de personas que localizaron en el hotel, al apuntar
distintas cifras de entre 20 y 150 personas.
UNA ACTUACIÓN
"COORDINADA"
Aunque han coincidido en que los
activistas habrían actuado "coordinados" ya que algunos de
ellos contaban con un "trozo de papel" en el indicaban "qué
parte debían pintar" con su acción, no han podido determinar
qué acción desempeñó concretamente cada uno de los acusados. "Yo
no puedo decir qué hizo cada uno de ellos", ha explicado uno de
ellos.
"Su objetivo era hacer la pintada y hasta que
no terminaron, no abandonaron el hotel", han trasladado a la
hora de explicar que, en su labor, acordonaron la zona y trataron de
identificar a los activistas. "Eran una gran cantidad de
personas y nosotros solo somos dos", han añadido.
En
su caso, el instructor de las diligencias ha apuntado que el
dispositivo final, con unos "diez o 15 agentes", se habría
encargado de identificar a los supuestos responsables "según
iban saliendo" del hotel.
Los agentes han indicado
que los encontraron en el interior del edificio vestidos con monos de
trabajo y con pintura negra. "Éramos una patrulla de dos
personas, no podíamos hacer gran cosa", ha admitido otro de los
agentes, quien han explicado que aunque dieron órdenes para que se
detuviera la actividad, los activistas no cesaron hasta que acabaron
su pintada.
Las propias circunstancias en la que se
produjo la acción habrían impedido determinar qué daños habría
cometido cada uno de los identificados, más allá de asegurar que
"pintaron todos". También han expresado sus dudas sobre si
también se pudo identificar a personas que hubiera en la playa y no
en el interior del hotel.
Del mismo modo, han dado cuenta
de que a su llegada ya había personas en el interior del inmueble,
la que se habría accedido tras forzar un candado que no fue
encontrado. El mismo instructor ha reconocido que el hotel contaba
con una seguridad "mínima" por entonces y ha admitido
desconocer "cómo llegaron a entrar" al edificio.
En
el juicio también ha dado su testimonio el responsable de
mantenimiento del inmueble, quien se personó en el inmueble y
accedió al interior donde vio a los activistas, incluido a uno de
ellos con una pata de cabra quien habría intentado forzar una puerta
sin éxito, según ha detallado.
Asimismo, ha rechazado
saber qué hizo cada uno de los activistas en el momento en el que
interpuso la denuncia por lo ocurrido, toda vez que ha incidido en
los riesgos que se sufrieron ya que, en ese momento, el edificio
tenía abiertos los "huecos de los ascensores". El
trabajador ha explicado que debido a otros robos anteriores había
dos vigilantes.
AZATA: "LO ÚNICO ILEGAL ALLÍ SON
LAS PINTADAS"
La sesión ha contado también con la
declaración del representante legal de Azata del Sol, José Domingo
Rodríguez, representante legal de Azata del Sol, quien ha explicado
que cuando se hizo la acción reivindicativa, la obra del hotel
estaba "paralizada" por orden judicial aunque
"prácticamente terminada, a falta de algún remate y en buenas
condiciones", por lo que calcula que el edificio estaba "a
dos meses" de abrir.
"Cuando entraron activistas
de Greenpeace lo reventaron todo, incluso algún tabique, para llegar
a donde ellos quería", ha mantenido antes de defender la
"legalidad" del hotel que, según considera, sigue vigente
al tener en vigor la licencia de obras. "Lo único que había
ilegal allí son las pintadas y los activistas", ha
apostillado.
La empresa propietaria del hotel afirma que
tiene intención de arreglar los desperfectos que se produjeron hace
diez años si bien a causa de "ciertas restricciones económicas"
aún "no ha podido hacerlo".
El representante de
la compañía ha manifestado que fue la propia empresa la que
posteriormente mandó a su personal pintar la ´i´ de ´ilegal´ en
la fachada del hotel, negando que dicha pintada junto con otras a
favor del edificio se realizaran por parte de un grupo de espontáneos
del pueblo de Carboneras tal y como, por su parte, ha apuntado el
responsable de mantenimiento.
Así, ha insistido en el
buen estado en el que se encontraba el edificio pese a los robos y la
paralización judicial de las obras cuando ya contaba con "6.500
reservas a dos meses" de su apertura. "Un juez de la zona
mandó pararlo para evitar, dijo, males mayores. No sé qué males
mayores podría haber", se ha cuestionado.
UNA "RUINA
ECONÓMICA"
Durante el juicio también se ha
atendido el informe pericial aportado por la defensa a través de la
declaración del arquitecto encargado de su redacción, quien ha
trasladado a partir de la documentación que maneja que edificio
supone una "ruina urbanística", pero también una "ruina
económica" ya que precisaría, según su investigación, una
inversión "superior al 50% del valor del edificio".
"No
tiene sentido valorar desperfectos en una ruina", ha concluido
tras la exposición de su informe, por el que ha determinado que la
obra "no es un edificio completo" toda vez que ocupa parte
del dominio público marítimo-terrestre, con lo que está en un
terreno "no urbanizable" que, además, se asienta en
espacio "protegido".
Asimismo, cree "del
todo inaceptable" asegurar que al inmueble le restaban pocos
meses para supuesta en uso al estar pendiente aún de las "obras
finales" que son "los acabados más importantes", con
lo que ha rebajado su nivel de ejecución a un 75% desde el 90%
alegado por la empresa.
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