Estudiantes aprenden a identificar víctimas de trata para la explotación sexual

Estudiantes aprenden a identificar víctimas de trata para la explotación sexual

María Medina
07:00 • 24 may. 2012
Más de setenta alumnos y profesores del ciclo de Técnico Superior de Integración Social del IES Alhadra se han acercado a la explotación sexual y más en concreto a la identificación de víctimas de trata gracias a una charla que, integrada en unas jornadas que terminarán el próximo 31 de mayo, les ha dado pistas para ver más allá de gestos y temores y poder actuar con las víctimas en el momento en el que desarrollen su actividad profesional.
Las jornadas pretenden acercar a los alumnos los recursos sociocomunitarios de interés, de modo que cuando acabe su formación teórica, sean capaces de dar el salto a la práctica profesional con el mayor número posible de datos y con el bagaje formativo más amplio. Así lo ha explicado el vicedirector del instituto, Juan Juárez Valera, que ha introducido la primera de las charlas en la que se ha tratado de guiar a los estudiantes a la hora de identificar a las víctimas.
De hecho, la Asociación para la Prevención, reinserción y Atención de la Mujer Prostituida (APRAMP) les ha acercado una guía que han elaborado para a través de diferentes signos poder identificar a una mujer víctima de trata con fines de explotación sexual.
En este sentido, Macarena Gil Fernández, de APRAMP, ha diferenciado perfectamente a la mujer que se dedica a la prostitución, que lo hace por decisión propia y ella es la gana su sueldo, de aquella otra mujer que ha llegado a España, a Almería, engañada, que está coaccionada y que se prostituye aunque los beneficios recaen en otras personas, en redes.
Este tipo de mujeres corresponde a un perfil cada vez más diverso, pero son fundamentalmente mujeres de entre 18 y 25 años, muchas procedentes de Brasil, Rumanía o Bulgaria, y África Subsahariana. Precisamente, las originarias de estos países africanos son las que padecen unas situaciones más críticas. “A muchas de ellas, las tienen absolutamente atemorizadas a través de vudú y es muy difícil acceder a ellas”, reconoce Gil Fernández, que, no obstante, pone sobre la pista el hecho de que muchas lleven años en España y no conozcan el idioma, ni tampoco su entorno.
Esto y el hecho de que ellas nunca lleven su propia documentación son puntos que han de levantar sospechas y alarmas entre sanitarios, trabajadores sociales o agentes de la autoridad.






Temas relacionados

para ti

en destaque