Los vecinos de Oria reclaman más seguridad en el municipio tras la sucesiva oleada de robos y asaltos a viviendas, ocurrida durante el último fin de semana, en concreto durante las noches del viernes y sábado pasados. En la noche del viernes, los asaltantes entraron en dos viviendas contiguas ubicadas a la entrada de la localidad por la carretera A-399, propiedades de un hijo y de sus padres, respectivamente. En la primera vivienda removieron toda la casa y causaron diversos desperfectos, aprovechando que en ese momento la vivienda estaba deshabitada. De la casa paterna el ladrón sustrajo un cajón de una cómoda, que fue abandonado en las proximidades, tras ser descubierto el intruso en la propia alcoba de los propietarios mientras dormían.
Lo que parecía un hecho aislado dejó de serlo a la noche del día siguiente cuando los amigos de lo ajeno protagonizaron una auténtica movilización de los vecinos de algunas zonas del municipio, que no impidió los allanamientos con uso de la fuerza. Tras ser vistos tres encapuchados merodeando en una vivienda cercana al Cementerio, saltó la voz de alarma. En una hora temprana, entre las once y las doce de la noche del pasado sábado, varias viviendas de la rotonda de entrada de la localidad y del barrio de 'La Balsíca' fueron asaltadas y saqueadas por los astutos cacos, quienes ni siquiera repararon en la presencia de personas en sus inmuebles. En uno de ellos, mientras la vecindad se hallaba en las puertas de sus viviendas algunos de los asaltantes permanecieron escondidos en su interior. Los ladrones cortaron vallas metálicas y reventaron rejas y puertas para acceder a las viviendas afectadas que en algunos casos se hallaban vacías, pero en otros estaban habitadas, y sus propietarios se vieron sorprendidos por los porrazos y el ruido causados por los asaltantes para dejar expedito el acceso, circunstancia que propició que algunos moradores con licencia de armas echaran mano de las mismas para defenderse.
Indignación
En tanto los cacos actuaban impunemente, unos vecinos avisaban a otros de la presencia en el pueblo de los intrusos. Alertados los servicios de emergencias, tras un compás de tensa espera, hizo acto de presencia una patrulla de la Guardia Civil, a la que se incorporó otra con posterioridad. Algunos vecinos se unieron con sus vehículos particulares a las dos patrullas de la Benemérita para indicarles las calles y zonas por las que habían ido actuando los delincuentes. Tras algunas batidas, el resultado fue infructuoso, circunstancia que provocó la frustración del vecindario más afectado.
El grado de indignación de los vecinos propició, a primeros de esta semana, una asamblea en el Ayuntamiento, en la que afectados y ciudadanos mostraron su preocupación por estos hechos tan graves, sucedidos a merced de los ladrones con absoluta impunidad. El pueblo está soliviantado y no cesan las muestras de indignación ante la falta de seguridad, dado que aunque existe cuartel de la Guardia Civil, en el que se han interpuesto las correspondientes denuncias, solo está operativo dos mañanas a la semana y las labores de vigilancia las realiza de manera rotatoria alguna de las patrullas de servicio que atienden los demás pueblos de la zona. La localidad no cuenta con medios de videovigilancia ni con policía local, dado que desde que se jubiló el anterior, hace cinco años, no se ha cubierto su plaza, reivindicación expuesta por los vecinos.
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