Una treintena de activistas de Ecologistas en Acción, Greenpeace, Serbal, el Grupo Ecologista Mediterráneo, el colectivo Sed de Marcha y la Asociación de Educación Ambiental El Árbol de las Piruletas han desplegado una pancarta de 36 metros cuadrados en la Ribera de la Algaida, en Roquetas de Mar, para reclamar la protección del humedal.
Los grupos consevacionistas consideran que el humedal, que desde el año 2018 está incluido en el inventario de humedales de Andalucía, "no goza del grado de protección que debe tener un ecosistema de alto valor y en el que se reproducen especies en grave peligro de extinción, como la cerceta pardilla".
Además de su valor ecológico como humedal costero y "sumidero" de dióxido de carbono, concurren en este paraje otros lugares de interés como el Yacimiento Arqueológico de Turaniana, el Taray de los Bajos y el Monumento Natural Barrera de Posidonia, "vitales para el buen estado de la costa", según han trasladado en una nota remitida por Greenpeace.
Los colectivos han instado a la Junta de Andalucía a que "refuerce el grado de protección de este paraje" puesto que las medidas de conservación llevadas a cabo por parte del Ayuntamiento de Roquetas de Mar y la Junta de Andalucía han sido "tímidas" y se han basado en "el cerramiento de caminos o la retirada puntual de residuos".
Sostienen así que el espacio se ve "constantemente amenazado" por la "presión turística", por la "contaminación de residuos plásticos y de los envases de fitosanitarios provenientes de la agricultura intensiva que lo circunda" y por los vertidos que la EBAR de los Bajos de Roquetas "realiza en momentos en los que esta infraestructura se ve desbordada por el incremento de la población o de lluvias torrenciales".
Además, el espacio ha sido en varias ocasiones objetivo de proyectos de "especulación urbanística costera", sentido en el que han aludido a la propuesta realizada por el alcalde de Roquetas de Mar, Gabriel Amat, para "transformar las antiguas salinas de San Rafael en un campo de golf con su correspondiente urbanización perimetral", apuntan.
Los colectivos recuerdan que este espacio "está considerado, desde 2022, dominio público marítimo terrestre", aunque "se han dejado fuera algunas de sus zonas mejor conservadas". Por otra parte, la barrera de posidonia, ecosistema con "altísimo" valor ambiental, se ve "amenazada" debido al constante paso de motos de agua y otras embarcaciones. Por ello, reclaman que se realice una balización que señale los puntos de fondeos de embarcaciones que no dañen este monumento natural.
Junto a la reclamación de figuras de protección del humedal, los colectivos ecologistas demandan una serie de medidas destinadas a la mejora del paraje, con un aumento de su vigilancia, una restauración ecológica de las charcas, programas de divulgación, el mantenimiento de los arribazones y el cierre definitivo del paso de vehículos que "está desnaturalizando la conectividad de esta laguna".
Por otra parte, proponen restaurar y renaturalizar las ramblas para que se conviertan en corredores naturales que conecten la Ribera de la Algaida con la Sierra de Gádor. Junto a estas medidas, los colectivos proponen el diseño de una red de caminos elevados junto con un centro de interpretación que contribuya a divulgar y dar a conocer los valores naturales, culturales y etnográficos de la zona, así como un museo al aire libre, un ágora natural e histórica o bien una "escuela de la naturaleza".
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