El temor y los recelos se han adueñado de un pueblo almeriense en el que, desde hace
varias semanas, los amigos de lo ajeno se han introducido en varias
viviendas e inmuebles. En algunos casos lo han hecho incluso cuando
había gente dentro.
La continuidad de
los robos hizo que los vecinos denunciaran públicamente la situación
que llevan días viviendo. Y lo han hecho por medio de diferentes
medios de comunicación, incluso en conocidos espacios televisivos.
Pero ni tan siquiera este paso ha servido para frenar el deseo de los
amigos de lo ajeno. Según uno de los
orialeños afectados, Pedro Martínez, los robos ha continuado
incluso tras las denuncias públicas y ahora, algunos vecinos temen
más los rumores sobre la posible autoría de estos hechos y lo que
eso puedan conllevar, que los propios robos en sí.
“Es un pueblo que
siempre ha sido muy tranquilo, los vecinos nos llevamos bien y ahora
estamos nerviosos. Primero, porque no sabemos ya ni cómo atrancar
las puertas y segundo, porque esto va a causar algún problema más
fuerte de lo que es, porque puede haber algún incidente o algún
enfrentamiento grave”, advierte este vecino que ha sufrido en un
inmueble de su propiedad la entrada de los ladrones.
“Entraron a una
casa que tenemos algo más abajo del pueblo y se han llevado
electrodomésticos, una encimera, una vitrocerámica, un horno…”,
lamenta Pedro antes de asegurar que incluso “después” de
aparecer estos casos en medios de comunicación ha seguido habiendo
robos en zonas como “la Rambla de Oria ,en un cortijo en dirección
a Cúllar….”.
Otro de los
“problemas gordos” derivados de esta situación, como los define
este vecino orialeño, son los rumores que se están dando continuamente en el pueblo
acerca de la posible autoría de los robos. “Puede ser que sean los
que se comentan pero, ¿y si no?”, se pregunta Pedro. “Esa gente
puede reaccionar diciendo ‘a mi por qué me nombráis o por qué
habláis del otro o de quien sea…”, añade poniéndose en la piel
no sólo de los afectados por los robos como él sino también de los
aludidos.
El miedo es otro
factor omnipresente desde hace días en Oria. “Cualquier ruido o
cualquier cosa que se hace te quedas como…” , describe antes de
poner un ejemplo. “El otro día escuché a la perra ladrar a las
cinco de la mañana y ya me puse un poco nervioso”, reconoce.
Sin embargo, lo que
más le “duele” a este vecino es “lo que ha pasado pero también lo que pueda
pasar porque estamos todos tensos y nerviosos”, reconoce Pedro ante
la posibilidad de que, en un pueblo rural donde las armas están
presentes en no pocos hogares, acabe ocurriendo un incidente mayor
aún que el de los robos que se están produciendo. "puede haber algo más que heridos", lamenta.
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