En medio del bullicio en los instantes previos al despegue, una voz omnisciente se abre paso: “Buenas tardes, estimados pasajeros, gracias por elegir este vuelo con destino La Habana”. Hay quienes prestan atención a su relato; otros, ya se han puesto los auriculares, pero todos dan por hecho que la persona tras esa voz les llevará sanos y salvos a destino. Él es Francisco Rodríguez, que puede decir, sin miedo a equivocarse, que ha cumplido su sueño. Aprovechamos su reciente ascenso a comandante para poner rostro a este guardián invisible.
Empecemos por el principio. ¿Cuándo te das cuenta de que quieres ser piloto?
Creo que lo he querido desde siempre, desde pequeñito me gustaba. Lo que pasa es que al principio no tienes claro que puedas llegar. Es un trabajo poco convencional, entonces no sabes ni cómo hacerlo.
Tuviste que estudiar en Reus, ¿era el único lugar de España para poder ser piloto? ¿Qué formación recibís allí?
En aquel momento había solamente dos que fueran universitarios. Porque hay dos maneras de hacerse piloto. Lo normal es en la llamada aeroescuela en la que te preparan para pasar los exámenes de aviación civil que son exámenes tipo test, como los de conducir, lo único que en vez de uno tienes que hacer catorce. Luego también tienes una formación práctica que exige un mínimo de horas de vuelo en avioneta de un motor, de dos motores… Y las horas de vuelo visual, que se hacen con un mapa. Luego empezamos con el vuelo instrumental y lo que llaman radioayudas. Digamos que dejamos de mirar fuera y empezamos a mirar dentro para poder navegar.
¿Y cómo es esa primera vez en la que te pones a los mandos?
Es un subidón, porque es una profesión muy vocacional, es lo que has querido hacer siempre y la primera vez que lo haces te encanta. Empezamos a volar con instructor pero muy pronto comenzamos a volar solos en la fase de vuelo visual. Cuando llevamos alrededor de 20 horas de vuelo, puede ser un poco antes o un poco después, nos dan lo que se llama la suelta y volamos solos.
¿Cuánto tiempo llevas pilotando?
Empecé a estudiar en 2004 y soy piloto desde 2008. Piloto comercial desde... Entré en línea en 2015.
¿Y cuáles son tus rutas principales?
Mi compañía, Iberojet, principalmente trabaja con el Caribe. Históricamente hemos ido a muchas zonas de Cuba y República Dominicana. Vamos a San José de Costa Rica también. Ahora hemos empezado a volar a Bangkok. Y luego, en verano, siempre surgen cosas. Ahora, por ejemplo se está haciendo un vuelo a la semana a Orlando para ir a Disney World.
¿Llevas la cuenta de los vuelos has realizado?
No, de vuelos no, pero de horas de vuelos sí que llevamos la cuenta porque son nuestro pan de cada día. Las necesitamos para todo, siempre las tenemos que tener actualizadas. Si nos quisiéramos mover de compañía o lo que sea, siempre nos van a poner certificados de cuántas horas hemos hecho.
¿Y dónde andas?
En las 5.000 horas de vuelo.
¿Cuál es el vuelo más largo que has hecho?
Buf, he hecho... El vuelo más largo fue en pandemia. Durante la pandemia nos tocaron ciertas operativas de repatriación de gente y de transporte de mascarillas, y ahí hicimos vuelos bastante largos. Recuerdo hacer un Madrid-Yakarta, Madrid-Manila... Madrid-Shenzhen, que es un aeropuerto de China en el que íbamos a por las mascarillas. Se daba la circunstancia de que, como estaba todo cerrado por la pandemia, no te permitían entrar en todos los países y hacíamos ida y vuelta de seguido, unas treinta horas en total.
Para ponernos en situación. Digamos que tienes que hacer un vuelo a Cuba, ¿cómo se gestiona? ¿Te quedas unos días o desde allí tienes que ir a otro destino?
Depende de cuántos vuelos tenga la compañía a ese destino. Si la compañía tiene dos vuelos a la semana, te puede tocar pasarte un día en destino, o dos, o tres. Y luego volver. Cada vez que llego con el avión a Cuba, en este caso, hay una tripulación que en cuanto yo aterrizo ellos cogen el avión y empiezan con su proceso de embarque y vuelo de vuelta a Madrid. El avión no descansa. Descansa las dos horas que tiene de escala y ya está. Entonces tenemos que esperar a que llegue el siguiente y ya volvemos. Y eso ya te digo que depende de la época. En verano, por ejemplo, solemos pasar menos tiempo en destino porque hay más vuelos. Y en invierno sí que a veces, y dependiendo del lugar, nos pasamos hasta una semana en destino si solo hay un vuelo semanal.
Tener que pasar unos días en el Caribe no parece un suplicio, ¿o acabas cansado igualmente?
Suplicio no, pero es verdad que se ve más bonito de fuera que cuando estás. Evidentemente es un trabajo que me gusta y estoy encantado con él, pero hay muchas veces que te gustaría estar en casa. Y bueno, estás en Cancún, es verdad, pero has estado ochenta veces en Cancún... Bueno, pues al final te cansas de todo. Pero vamos, que no seré yo el que se queje.
Algunos artículos hablan de vuelos comerciales autónomos en futuro no muy lejano.
La tecnología para que vuelen de manera autónoma ya está. Lo que pasa es que el piloto está ahí también para solucionar problemas. Nos encontramos problemas un montón de veces que no sabemos cómo los podría solucionar la técnica. De momento lo que sí que están planteando ciertas compañías aéreas es reducir de dos a un piloto. Y esto sí que está más avanzado. Evidentemente los pilotos no estamos a favor de esto. Porque se reduce la seguridad y en este momento tal como está planteado nuestro trabajo, sería muy complicado hacerlo un piloto solo, habría que cambiar totalmente la filosofía. Si tú eres el único y tienes que estar a comunicar, a volar, a introducir datos en el computador de vuelo, pues parece complicado. Y ya no te digo el problema del descanso.
Hablando de descanso, ¿te llegas a hacer inmune al jet lag?
Pues yo no, yo no me acostumbro ni me hago inmune, yo sufro cada vez. Lo que hago es dormir cuando tengo sueño. Fíjate, en un vuelo normal en el que despegamos a las tres de la tarde de Madrid, que es algo típico, llegamos a destino diez horas después. Sería la una de la mañana. Pero en ese destino, en lugar de ser la una de la mañana, son las seis de la tarde. Te acuestas y a las dos o tres de la mañana ya estás despierto, es difícil acostumbrarse.
Al ser un puesto de tanta responsabilidad, supongo que os revisan constantemente las capacidades.
Mientras estamos sanos y jóvenes tenemos que pasar un reconocimiento médico anual y la recurrencia de las pruebas depende de la edad, pero, básicamente, nos hacen pruebas psicológicas, vista, oído, electrocardiograma y análisis de sustancias estupefacientes. Si no tienes problemas es anual hasta los 60 y luego es cada seis meses, pero si te detectan algún problema el médico aeronáutico te pone unas limitaciones. En cuanto a la jubilación, un piloto no puede volar transporte comercial más allá de los 65 años en este momento.
¿Qué es lo que menos te gusta de tu trabajo?
Sobre todo ahora que he sido papá recientemente me apetecería estar más en casa. Eso y el jet lag.
¿Y lo que más?
Que no hay dos días iguales. Al final no tienen por qué coincidir ni los horarios ni los destinos, tu compañero cada día es distinto, la tripulación auxiliar con la que vuelas es distinta, las condiciones de los aeropuertos nunca son las mismas, unas veces hace viento, unas veces llueve, otras no. Unas veces llevas una cantidad de pasaje o de carga y otras, otra, y tienes que estar atento a supervisar todo eso, entonces digamos que cada día es diferente. Cada día es una aventura nueva.
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