La nueva estación depuradora de aguas residuales (EDAR) del
municipio almeriense de Vélez-Rubio, con la que se evitará la
proliferación de vertidos a la rambla Chirivel, donde se ha
producido un problema de contaminación, saldrá a licitación este
año conforme a las previsiones de la Junta.
Según han
indicado a Europa Press desde el Gobierno andaluz, la instalación
acordada en febrero de 2022 cuenta ya con un "informe técnico
favorable" por parte de la Dirección General de
Infraestructuras del Agua y tan solo está "pendiente de
licitación", por un presupuesto base inicial de 5.523.279 euros
y un periodo de obras de un año.
Los últimos trabajos
han estado destinados a resolver las alegaciones presentadas por los
vecinos de la zona, que hacen referencia principalmente a la
ubicación y posibles olores y ruidos que puedan generar la nueva
EDAR. Así, desde la Junta se trabaja, además de la licitación del
proyecto, en los trámites de expropiación que lleva aparejados la
instalación.
La infraestructura permitirá volver a
contar con un sistema de depuración de aguas en la zona, ya que la
anterior depuradora quedó inutilizada en 2012 a causa de unas
riadas, lo que ha ocasionado desde entonces el vertido directo de
aguas residuales sin depurar a la rambla de Chirivel, produciendo la
contaminación en la zona y la alteración de aguas subterráneas.
En
este sentido, la nueva EDAR se ha proyectado fuera de la lámina de
inhundabilidad de la Rambla del Chirivel para 500 años para evitar
que la instalación se vea dañada por nuevas inundaciones como
ocurrió con la anterior.
El emplazamiento surge del
estudio técnico de alternativas realizado y ha sido el indicado por
la Confederación Hidrográfica del Segura, que además otorgó la
autorización de vertido al dominio público hidráulico en base al
proyecto.
La nueva depuradora tendrá una "fácil
acceso" desde un vial principal de tráfico, está protegida por
el monte donde se encuentra ubicado el cementerio, haciendo de
obstáculo natural para el impacto paisajístico del propio núcleo
de Vélez-Rubio y se sitúa en las inmediaciones de la rambla para la
ubicación del emisario que recoge el efluente tratado.
Contempla
un sistema de desodorización que evita la generación de olores,
quedando todo el equipamiento dentro de un edificio cerrado, según
ha informado la Delegación de la Junta en Almería en una nota. Como
segunda medida para reducir olores, se incluye una pantalla vegetal
con especies autóctonas en el perímetro de la Estación.
Asimismo,
el proyecto incluye un estudio acústico que establece que con las
medidas adoptadas --ejecución de pretratamiento en edificio
cerrado-- se disminuyan los ruidos "al mínimo, no generando
perturbaciones a los vecinos". Además, en la valoración del
impacto en salud se incorpora un análisis en relación a ruidos y
vibraciones, concluyendo que "es viable".
Los
vertidos municipales de aguas no tratadas en la rambla dieron lugar a
un procedimiento penal contra el alcalde de Vélez-Rubio, Miguel
Martínez Carlón Manchón, y contra el concejal Juan José Parra
García, del cual ambos resultaron absueltos, ante los daños
provocados en el ecosistema de la zona. La sentencia, contra la que
cabe recurso, libraba de responsabilidad a los mandatarios
municipales ante esta circunstancia.
La Guardia Civil
atestiguó en el marco de la investigación que los desastres
naturales ocurridos en 2012 había provocado la rotura de la EDAR y
unos colectores bajo tierra, lo que había dado lugar a que las aguas
residuales salieran a la rambla natural sin tratar previamente con el
consiguiente daño medioambiental.
En este sentido, desde
la Fiscalía se apuntaba que el vertido continuo durante todos estos
años ha supuesto la "puesta en peligro" para los
ecosistemas acuáticos y terrestres del embalse Puentes, situado a 20
kilómetros de la zona, con un daño al dominio público hidráulico
de la Confederación Hidrográfica del Segura pendiente de
determinar.
Los incesantes vertidos habrían conllevado a
un "cambio sustancia de la calidad del agua" de la zona,
con filtraciones a dos acuíferos "suponiendo igualmente un
riesgo para el equilibrio de los sistemas naturales" al
contribuir a la formación de fenómenos de "eutrofigación",
es decir, al un exceso de nutrientes inorgánicos.
La
Fiscalía hacía referencia a que estos vertidos habían dado lugar a
un "incremento excesivo de las algas y otras plantas acuáticas"
que al morir se depositan en el fondo de los ríos, "consumiendo
al descomponerse gran parte del oxígeno disuelto y de esta manera
pueden afectar a la vida acuática y producir la muerte por asfixia
de la fauna y la flora".
Igualmente, con la presencia
de las bacterias procedentes de los vertidos, tanto en el punto
origen del mismo como más abajo, se habrían limitado los usos del
agua "tanto superficial como subterránea, estando tan dañada
su calidad que no está indicada para el riego de cultivos ni para el
consumo de humanos y animales por el potencial riesgo de intoxicación
por ingesta".
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