"El público aplaudía mucho, había quien lloraba todo el rato. Yo vi a mi hija con una sonrisa de oreja a oreja y a mi marido mirarme con pena y con mucha admiración". Es el recuerdo que guarda María José Acedo de la emotiva noche de este miércoles. Ella es una de las ocho mujeres que desfilaron en el Castillo de Santa Ana, en Roquetas de Mar.
Todas ellas han sido intervenidas a causa de un cáncer de mama, cada modelo en un estadio diferente de la enfermedad. Y es que mientras que unas están en tratamiento, otras ya han recibido el alta. Independientemente de la fase, todas se encuentran, aseguran, unidas por un mismo deseo: el de vivir y exprimir el momento.
Mucho por Vivir
El evento se lleva realizando en Almería desde hace años con un objetivo múltiple: "Dar visibilidad a las mujeres afectadas de cáncer de mama; servir de modelo de afrontamiento positivo frente a la enfermedad; favorecer la integración social de la afectada de cáncer de mama; facilitar recursos existentes a mujeres operadas; y sensibilizar y concienciar", enumera Magdalena Cantero, presidenta de la AECC de la provincia.
Es un evento que repercute directamente en su autoestima. Según Cantero, "que mujeres mastectomizadas desfilen en ropa de baño es un logro importante porque durante demasiados años miles de mujeres ocultaron sus cuerpos por no sentirse estéticamente aceptadas". "Afortunadamente eso está cambiando", añade.
Como cuenta su presidenta, las prendas de ropa que se lucieron este miércoles son piezas de lencería y baño adaptadas, con el escote, la entrecopa y la sisa más altos y que incluyen una funda interior para la prótesis externa y tirantes más anchos para brindar una sujeción segura cuidando, además, la estética.
El desfile parte de la idea de luchar contra la presión social que se proyecta sobre la imagen de la mujer. "El impacto del cambio de imagen que viven estas mujeres tras el diagnóstico y tratamientos del cáncer de mama, incrementa su malestar y su baja autoestima. Como sociedad, debemos romper estos estereotipos", señala Cantero.
En el backstage
Las ocho hicieron doblete: primero en lencería y después en bañador; y aunque la experiencia de salir a la alfombra verde fue "inolvidable", Acedo asegura que fueron los momentos previos al desfile los que concentraron de manera especial "una magia y una energía impresionante": "Se me ponen los pelos de punta con tan solo recordarlo", sonríe, para después añadir que "da igual el tiempo que pasemos sin vernos, los lazos de unión que creamos entre nosotras no desaparecen".
Las maquilladoras y el resto del personal también coinciden en la locura y alegría que se desata antes de que el público pueda ver el resultado final: se trata de un baile de pelucas, pañuelos y complementos que van de un lado a otro mientras que las chicas ven a quién le queda mejor: "Hay quienes deciden salir con su propio pelo porque no les gusta cómo les queda la peluca y no pasa nada", explican.
Como ella, muchas mujeres no solo salen ante los focos para demostrar que sus cuerpos son igual de válidos y preciosos que aquellos que están libres de cicatrices, sino que también buscan "ayudar a las nuevas, porque, lamentablemente, siempre hay nuevas". Acedo cuenta que a veces no se atreven a acercarse a la asociación, pero "las ves sentadas en las butacas, observando atentamente".
No es la primera vez que María José participa en el evento 'Mucho por Vivir'. Ya lo hizo en 2017 en el Teatro Cervantes de Almería. Cuando recayó por metástasis sintió que necesitaba volver a sentir "ese chute de energía" que le transmite el desfile. Hoy agradece todo lo que le ha enseñado el cáncer y poder gritar que está viva: "Estoy aquí, estoy viva y disfruto del momento".
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