Es casi mediodía. En el desierto de Tabernas arde un sol abrasador en el cielo. Entre montañas y calima se distingue un vaquero montado a caballo, que avanza por un poblado que bien podría pertenecer al Oeste americano. A su lado, un carro tirado por caballos que transporta al que será "el malo" del espectáculo. Antes de que el público pueda pestañear, comienza la acción. Puñetazos, empujones, caídas en altura, arrastres de caballo y ahogamientos se suceden en el escenario de arena. Tras todos esos golpes y caídas, se encuentra el arduo y peligroso trabajo del especialista.
Ser especialista en Oasys Minihollywood
Si un visitante decide acercarse un día al parque temático y se cruza con la recreación que los especialistas llevan a cabo en pleno corazón del poblado, podrá ver la actuación de un forajido que termina ahogándose en la horca o la de uno de los ayudantes del sheriff que cae desde un primer piso a raíz de un empujón. Dichos papeles los interpreta Félix Potenciano Fernández, un almeriense enamorado del western desde pequeñito: "Mi padre siempre ha sido un apasionado del cine del oeste, por lo que antes de trabajar en Tabernas ya me había visto prácticamente todas las películas", reconoce.
Antes de calzarse las botas de vaquero trabajaba como fontanero, pero, desde que tuvo noticia de los especialistas, el del Minihollywood se convirtió en su trabajo soñado. Tras mucho esfuerzo, aprendió a montar a caballo, a mantenerse físicamente y algunos de los truquillos de la industria: "Aprendí de forma autodidacta, pero también con la ayuda de compañeros de otros poblados e incluso del cine. Poco a poco fui dándome muchos golpes y fui sumando años y experiencias hasta llegar a hoy, que ya puedo considerarme un especialista", afirma orgulloso Félix.
Golpes con truco
Detrás de una buena caída hay mucha práctica y una serie de trucos que solo los especialistas conocen. Para el almeriense, la coordinación con el compañero es primordial: "Muchas veces nos hemos dado algún puñetazo fuerte y hemos tenido que seguir el espectáculo. Haces como si nada, pero por dentro piensas: 'me ha hecho un misto'", revela a LA VOZ.
Para que no sucedan errores, "todas las distancias, los movimientos y los pasos" están sumamente calculadas: "Ocurre con la caída en altura desde el balcón. Yo tengo ya esa caída muy controlada. Sé en el momento preciso en el que tengo que girar para caer de espalda totalmente recto y no hacerme daño. Me puedo tirar casi sin mirar ya", asiente.
Una de las escenas que más boquiabierto deja a los espectadores es el arrastre de caballo: un miembro de la banda de criminales arrastrado como si se tratase de un saco de patatas por todo el poblado. Sobre esta, Félix se ríe y le resta importancia: "En realidad es muy sencillo. Solo tienes que tirarte progresivamente al suelo para no darse un mal golpe e ir rotando hacia un lado y hacia el otro para evitar el rozamiento en un mismo sitio. Si a eso le sumas una chaqueta apañada... a no ser que pilles una piedra, todo sale bien".
A pesar de la seguridad que Félix transmite durante la entrevista, a lo largo de su trayectoria no se ha librado de alguna que otra lesión. Desde puntos en la cabeza hasta magulladuras y moratones, recuerda una ocasión en la que tanto el caballo como él cayeron a la arena: "El animal se resbaló con las patas de atrás y yo caí con él. Se levantó y como yo estaba mal colocado, tuve que saltar de su grupa antes de que echase otra vez a galope".
También en las escenas más peligrosas que ha rodado estaban involucrados los caballos. Señala los arrastres que tildaba de sencillos: "Los animales no siempre están acostumbrados a las acciones. Muchas veces a lo mejor tienes que enseñar los movimientos al caballo en dos días. Entonces claro, cuesta más porque a veces no tiran correctamente", denuncia.
Un público implicado
En verano el trabajo en Tabernas se multiplica: más horas, más calor y más gente. "En verano casi no paras de echarte fotos, hay veces en las que no sabes ni a dónde mirar", confirma. A pesar de ello, Félix señala la satisfacción que le reporta su oficio: "Es muy reconfortante, porque no solo es hacer el espectáculo. La gente viene después y te felicita. Hay personas mayores que me agradecen que les haya recordado su infancia, cuando veían las películas. Los niños quieren jugar contigo...", enumera feliz.
El suyo es un oficio de cara al público y, como tal, en los siete años que lleva trabajando en el parque se ha encontrado a todo tipo de personas: "Hay algunas veces que me pregunto de dónde ha salido la gente. Hay algunos que me han pedido si los podía encarcelar en la prisión. Otros quieren que los ahorquemos para hacerse una foto y otros que los encañonemos con la pistola, eso cuando no nos piden las mujeres que secuestremos a su marido...", rememora divertido.
Participante de múltiples rodajes, tanto en cine como en parques temáticos, en la actualidad continúa presentándose a castings y rodajes para continuar profundizando en una profesión que lo apasiona. La última selección a la que se ha presentado es la del vaquero más rápido que su sombra. Quizás en un futuro veamos al especialista realizando escenas de riesgo en uno de los capítulos de Lucky Luke, una de las series más populares del western de dibujos.
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