Cuando Juan Fuentes terminó la EGB, su profesor de educación física fue a buscarlo a casa porque no era normal como corría, pero a aquel niño, hijo de pescadores roqueteros y tercer varón de una familia de cinco, le tocaba pegar losas al día siguiente. Hoy su palmarés en pesca submarina es soberbio: 18 campeonatos de Andalucía, Campeón de España y 3 campeonatos mundiales (Haití, Venezuela y Brasil) con la Selección Española de la que formó parte más de 25 años.
A los 49 años hizo podio en Rota junto a chavales de unos veinti pocos, uno de ellos su hijo. En esa ocasión sacó 39 piezas a pulmón y obtuvo cincuenta y un mil seiscientos puntos. La puntuación depende del valor de las capturas, por ejemplo un pulpo no vale nada, pero un congrio parte la tabla. Eso sí para dedicarse a esta disciplina hay que ser rico o muy fiera y estar siempre esponsorizado, como Fuentes.
"En la pesca submarina no se puede vender el pescado y tienes que sacar un mínimo para pagar los gastos de gasolina, del barco, el equipo, etc". Él siempre ha utilizado sus vacaciones para ir a las competiciones y como en el ayuntamiento lo conocen desde hace 23 años, el alcalde dice que para Juan lo que haga falta porque representa el deporte almeriense.
"A mi no me gusta que mi hijo pesque, porque sé la cantidad de problemas que hay", dice Fuentes, orgulloso padre de tres. Habla con conocimiento de causa; sacó del agua a un compañero ya muerto durante un campeonato en Mallorca, salvó a su hermano mayor durante otro accidente de pesca submarina, uno de sus amigos murió pescando y él mismo tuvo un accidente porque no esperó suficiente antes de volver a sumergirse.
"Cuando ascendía empecé a ver a mi barquero, pero multiplicado por 10, notaba una niebla en la vista, conseguí llegar a la superficie, no podía hablar y perdí la memoria. Me tomé un par de aspirinas porque son vasodilatadores y empecé a encontrarme mejor, recuperé la memoria, pero balbuceé durante un mes más hasta estar totalmente recuperado", dice él. Y su mujer no lo echó de casa después del susto, siguen unidos después de 35 años de matrimonio.
Aunque Fuentes no puede evitar que se le erice la piel al recordar estas vivencias tan extremas siempre recomienda mantener la calma, no llegar al límite de la capacidad, estar siempre acompañado, no perderse de vista entre buzo y barquero y, llevar la linterna en la muñeca con una cuerda elástica por si se engancha en una roca poder liberar la mano rápido. “El síncope siempre se produce en los último metros antes de llegar a la superficie, te confías, y llegas tan cansado que no puedes expulsar el aire del tubo”.
Su visión de la vida siempre ha sido sencilla: la familia, el trabajo y pescar. De hecho siempre ha vivido para su afición, descubrió el placer de este deporte cuando tenía 14 años en la playa de la Bajadilla, cuando el castillo de Santa Ana solo era la torre del bastión. Por entonces guardaba su equipo de buceo compuesto por unas aletas, un tridente y una gafas, debajo de la cama de su abuela para que su madre no lo reprendiera.
Cualquier cosa que Fuentes pudiera aplicar para mejorar y tener más capacidad pulmonar la aplicaba. "Siempre he sido muy disciplinado y metódico, no salía de fiesta, no bebía ni fumaba, he hecho muchos sacrificios por la pesca submarina", dice él. Cuando el yoga todavía no era ese pseudo-deporte de mayas para élites estresadas, Fuentes y otros compañeros buzos encontraron a un yogui que los guió para aumentar su capacidad pulmonar.
Y por supuesto que las técnicas de relajación y respiración que aplica para descender hasta 52 metros a pulmón las usa en la vida. “Hay que ser tranquilo, mis veinte no son iguales que mis treinta, ni que mis sesenta, ahora me noto que no tengo los mismos reflejos que antes, pero tengo mucho autoconocimiento”.
En unos tres años planea jubilarse y vivir para el mar. Trabaja como operario de uno de los tractores que limpia las playa en Roquetas y, cada mañana detiene esa mole para que mi perro no se clave en los pinchos que recogen la broza. Y es que hace cuatro años Fuentes vivió la angustia de quedarse atrapado en esos rodillos, por suerte y al escuchar sus gritos de auxilio, una legionaria acudió en su ayuda, y la policía, y los bomberos y la ambulancia y la guardia civil. Al mes siguiente estaba de nuevo trabajando con el pie izquierdo liado en vendas porque dice que prefería ayudar en lo que fuera a seguir en casa reviviendo el trauma.
Juan Fuentes es por donde se mire un hombre admirable. Para conocerlo en su medio, el agua, pueden verlo en el programa de A pulmón que Pesca Submarina Televisión le dedicó a esta leyenda viviente del deporte.
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