Mojácar

Descubren un zoco andalusí que sería el centro de la vida comercial de Mojácar

Las últimas excavaciones también han sacado a la luz un gran horno de uso comunitario

Vista general de Mojácar la Vieja con parte de las estructuras recuperadas visibles.
Vista general de Mojácar la Vieja con parte de las estructuras recuperadas visibles. La Voz
Guillermo Mirón
15:27 • 14 oct. 2024

No es difícil imaginar el actual pueblo de Mojácar siglos atrás, con sus estrechas calles heredadas de tiempos remotos y donde se pudiera asentar un bullicioso zoco que hiciera las veces de mercadillo para sus habitantes y visitantes.

Lo cierto es que la posibilidad de que una estampa similar se diera no difiere mucho de la realidad. La última campaña arqueológica en el yacimiento de Mojácar la Vieja, donde se asentaba esta población allá por el siglo XIII y situado a escasos metros del actual núcleo, ha desvelado importantes hallazgos relacionados con el modo de vida de sus habitantes y la envergadura de este asentamiento.

Entre los hallazgos más importantes de los que se dieron el pasado mes de septiembre en estas excavaciones a cargo de la Universidad de Granada e impulsadas por el Ayuntamiento, destaca la recuperación e identificación de buena parte del callejero y del recorrido urbanísitico, con calles que la asemejan sorprendentemente a la actual Mojácar. Uno de los destinos de quienes transitaban diariamente por esas calles siglos atrás podía ser perfectamente un zoco, una especie de plaza que podría albergar un mercado al uso de su época.

El responsable de la investigación, José María Civantos, doctor en Historia y Arqueología medieval en la UGR y su equipo, se muestran “convencidos” de que es un zoco pero “ahora tenemos que buscar más argumentos porque no nos aparecen materiales, como pesas, que puedan indicarlo claramente”.

El descubrimiento se ha dado además en un lugar idóneo para una actividad con este tipo de función comercial, ya que “ha ido apareciendo justo delante de la entrada al castillo y de la fortificación”. Civantos describe esta zona como “un espacio que no es de viviendas ni tampoco religioso o oración. Es un espacio abierto, como de plaza porticada, que tiene alrededor toda una serie de estructuras y habitaciones con poyetes y que aparentemente nos están hablando posiblemente de un espacio comercial, como un pequeño zoco”.



A partir de ahora, con el primer paso dado y la identificación de este espacio como un posible zoco realizada, tan sólo resta confirmar estas sospechas, para lo que es imprescindible comparar lo hallado con otras instalaciones de este tipo descubiertas en otras áreas geográficas, si bien no será una empres fácil puesto que no abundan, ni mucho menos, en las inmediaciones y más allá".



Tenemos es que ir buscando esos paralelos (estructuras similares) de zocos rurales”, reconoce el responsable de las excavaciones y del Laboratorio Memolab de la UGR. Al referirse al de Mojácar, añade que con lo hallado hasta ahora se trataría de un zoco “más dedicado a la parte de artesanía y no de alimentación, por ejemplo por el pavimento, que es de yeso, muy cuidado y que no estaría preparado para que se vendieran verduras, carne u otros productos de alimentación”, asevera.



Pero el posible zoco no supone, ni mucho menos, todo lo que los últimos trabajos arqueológicos han desvelado. Durante las últimas excavaciones realizadas el pasado mes de septiembre salieron a la luz más estructuras que pueden resultar clave para conocer el día a día de los antiguos mojaqueros. Ese es precisamente el caso de un horno colectivo.



“Sería una tahona donde su gente llevaría su pan a cocer”. Un hallazgo que Civantos cree “muy interesante” por su exclusividad, ya que “no hay tantos ejemplos excavados del mundo andalusí, aunque sí aparece en documentación castellana después de la conquista”, explica.



El profesor de la UGR lo tiene claro y maneja dos posibilidades. “Podría ser comunitario de los vecinos de un determinado barrio que podrían ser parientes o bien una fundación de carácter social-piadoso en la que una persona podía construir ese horno y constituirlo como una función, de manera que las rentas de cuando la gente lo usa y paga por ello, las puede dedicar a la mezquita, a las escuelas, a las viudas, a la reparación de las murallas o al rescate de algún cautivo o algún otro fin social”, describe Civantos.



En cualquier caso, los secretos que hacen no tantos años se encontraban escondidos varios metros bajo tierra en el asentamiento de Mojácar la Vieja siguen saliendo a la luz de una manera sorprendente cada vez que se produce una excavación y ya han asentado algunas premisas de lo que era el pueblo mojaquero hace alrededor de un milenio. Era una villa bastante más relevante de lo que se podía pensar en un principio y su organización era bastante similar al pueblo de Mojácar que hoy podemos imaginar e incluso visitar.




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