En el número 44 del camino del Huebro en Níjar, los artistas encontraban un refugio donde expandir su arte y llevar a cabo sus proyectos en sinergia con otros artistas. La residencia artística La Jacaranda, ha sido durante cuatro años un lugar por el que han pasado decenas de artistas de todos los lugares del mundo para encontrar inspiración. Pero lamentablemente la función de este rincón artístico ha
anunciado su cierre tras años de intensa labor cultural y
creativa.
Fundada por las artistas Eva y Nahuel, este espacio se
convirtió en un refugio para creadores de diversas disciplinas,
permitiendo el desarrollo de proyectos tanto en solitario como en
comunidad. “Nuestra idea es ser un espacio de encuentro y creación
artística”, afirmaban las fundadoras al inicio de este ambicioso
proyecto.
Desde su apertura,
La Jacaranda ofreció convocatorias abiertas a artistas sin
restricciones de origen ni edad. Con becas de tres semanas, los
seleccionados contaban con alojamiento, comida y un espacio de
trabajo, culminando su estancia con una muestra abierta del trabajo
realizado. Este modelo fomentó la creatividad y el intercambio de
ideas, convirtiendo a la residencia en un laboratorio cultural.
En su emotivo
comunicado de despedida, La Jacaranda agradeció a todos los que
participaron en su viaje. “Tras años de trabajo y más de cuarenta
residencias, no hemos dejado de aprender. Lo más importante que nos
habéis enseñado es que la ilusión es una enorme fuerza que
construye y colectiviza”, expresaron Eva y Nahuel. La residencia no
solo proporcionó un espacio físico, sino que también cultivó una
red de artistas locales con quienes se generaron sinergias creativas
y colaboraciones artísticas.
El impacto de La
Jacaranda se extendió más allá de Níjar. Las obras creadas en
este espacio han viajado a importantes escenarios, llevando consigo
la impronta del paisaje local y la cultura de la región. “Ahora,
en otras esquinas del globo, resuena la impronta de este mar y del
cerro del Carcajal”, continuaron en su mensaje de despedida,
destacando cómo la residencia ha ayudado a dar voz a las tradiciones
y talentos locales.
Eva y Nahuel
eligieron Níjar por su rica historia y su conexión con la creación
y la resiliencia. Desde la ingeniosa recolección de agua hasta la
tradicional artesanía de telares y cerámica, Níjar ha sido un
lugar propicio para la reflexión y la inspiración. “Este rincón
ha sido un refugio para creadores de todas partes del mundo, que
encuentran aquí un espacio para su desarrollo artístico”,
afirmaron las fundadoras.
El cierre de La
Jacaranda deja un vacío en la comunidad artística, pero su legado
perdurará. Las experiencias vividas, los proyectos desarrollados y
las conexiones formadas son testimonio del impacto que ha tenido esta
residencia en la vida cultural de la región. A pesar de finalizar su
actividad, Eva y Nahuel concluyeron su comunicado con un mensaje de
esperanza y gratitud: “Nos retiramos ahora que confirmamos que se
puede. Y que se puede hacer aquí, desde esta esquina desértica
donde nos dijeron que no había nada y lo encontramos todo”.
La Jacaranda se
despide, pero su influencia continúa resonando entre los artistas y
la comunidad de Níjar. A través de su esfuerzo por promover el arte
y la colaboración, han dejado un legado que inspirará a futuras
generaciones de creadores. Con una mirada al futuro, se espera que
nuevas iniciativas surjan en el lugar que una vez fue hogar de tantas
ideas y sueños compartidos.
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