La madre de las niñas envenenadas: “Si estoy triste voy al cementerio a verlas”

Han pasado ocho meses desde que la expareja de Alina Secui acabó con la vida de sus dos hijas, de dos y cuatro años, envenenándolas, para después quitarse también él la vida de la misma manera.

El año 2024 es el que más casos de violencia vicaria, daño a los hijos para causar dolor a la pareja, se han registrado en España. 10 casos, y el más violento ocurrió el pasado 17 de marzo en un cortijo de una pedanía de Alboloduy. Hoy la madre conoce que se encuentra en una situación de desamparo. Sin ayuda, sin apoyo psicológico, sin ningún recurso. Todo está fallando y sigue fallando.  

Recordar aquellos sucesos debe de ponerle la piel de gallina. 

Sí. Siempre acudo al cementerio con una frecuencia de 2 o 3 días por semana. No puedo estar sin ir. Cuando me siento triste y veo que ya me empieza la depresión, la ansiedad, voy. Es como una medicina. 

¿Y cómo puede alguien recomponer su vida después de tener una experiencia tan tremenda? 

Sigue siendo muy difícil, pero sigo adelante. ¿Qué voy a hacer? No puedo hacer otra cosa. Sigo haciendo una vida normal, como todas las personas. 

Alina vivía en Abla cuando ocurrieron los hechos. También trabajaba en una cafetería en la misma localidad. Estaba muy integrada en el pueblo.  Los vecinos la apoyaron mostrando su solidaridad. También, en aquellos días, los medios de comunicación y la sociedad española se volcó en ayudar a una madre destrozada. ¿Cómo está la situación ahora? 

Sí, el pueblo me sigue apoyando. Poco a poco todo ha vuelto a la normalidad. Todos tienen su vida. Pero veo que está fallando la asistencia de los servicios sociales, algo que no entiendo. Me hace falta un psicólogo. Que alguien venga a verme del Instituto Andaluz de la Mujer. Una asistente social. Después de 8 meses, nadie, pero nadie, me ha vuelto a llamar. Parece como si se hubieran olvidado de lo que ocurrió.  

Y claro, tú necesitas un apoyo continuo para que tu vida se recomponga poco a poco. 

Esto es un dolor para toda la vida. Lo tienes y lo que te hace falta es hablar con una persona que te oriente, te diga las cosas que necesitas hacer para intentar superar esta situación. Yo hablo con amigos, pero no son especialistas en tratar el dolor. No pueden decirme nada. Solo que tengo una vida por delante y que debo superar el trauma que me ha provocado la muerte de mis hijas. Por eso creo que necesito un especialista que sepa cómo actuar y aconsejarme.  Me hacen falta muchas, muchas cosas. Yo creo que soy una mujer muy fuerte. Pero hay otras muchas mujeres en mi situación que no lo son. Que no tienen esa fortaleza. 

Cuando ocurrieron los hechos pidió la baja y después no volvió a incorporarse a su trabajo porque la ofrecían menos horas de jornada laboral. Ahora se dedica a limpiar casas. ¿Qué mensaje le quieres mandar a esas mujeres que han pasado o pueden pasar por tu misma situación, que se enfrentan a sucesos de violencia de género?  

Cuando ocurra la primera vez. Cuando sufran agresión física o psicológica, que lo denuncien. No hay otra solución. Es cierto que, cuando se tienen niños, es todo mucho más difícil. El agresor te dice: vamos a hablar, voy a cambiar. Pero nunca cambia, y después, vuelve a seguir con la misma actitud, pegarte una y otra vez. 

Las cifras de violencia vicaria siguen aumentando año tras año. En 2024 han sido más altas que en 2023. 10 muertes de menores. El Ministerio del Interior tiene contabilizados 1.600 niñas y niños que están expuestos a este tipo de violencia.

Sí, algo está fallando. Hay que saber dónde está el fallo porque ya son muchas las mujeres que sufren agresiones sobre ellas y sobres sus hijos. Son muchas las mujeres que están maltratadas. Son muchas las mujeres que tienen miedo de denunciar para que no las maten. Que tienen miedo por sus niños. Imagínate yo que no tenía amigos, que no sabía el idioma. Viviendo en un país que no es el tuyo, donde no sabes a donde ir con tus hijos para escapar de tu agresor. Pero, hay que superar el miedo y seguir adelante. Nn solo por ti, sino también por tus hijos.