El Tribunal superior de Justicia de Andalucía ha corregido una condena impuesta por la Audiencia Provincial de Almería, absolviendo al exempresario hostelero Gabriel Martínez Aguilar de una condena de cuatro años de prisión, nueve meses de multa a una cuota de 12 euros diarios, y a una indemnización de 115.452,56 euros, además de la inhabilitación para administrar bienes ajenos y para representar o administrar a cualquier persona por un plazo de cuatro años, por los delitos de apropiación indebida de menaje y electrodomésticos necesarios para el desarrollo de la actividad.
Gabriel Martínez Aguilar ha comenzado a ver la luz después de un largo y oscuro túnel que ha durado más de 10 años. Era administrador único del Restaurante Golf Playa Serena SL, asociado a la Casa Club del mismo nombre, entre los años 2002 y 2014.
El restaurante era muy conocido en la provincia y fuera de ella. Hacíamos bodas, bautizos, comuniones, comidas de empresa. Era de los más granado que había en la zona. Hablar del restaurante del Club de Golf o del grupo de restauración Gaby, era hablar de una apuesta segura y de una gran calidad, y eso lo demuestran las miles y miles de personas a las que dimos de comer. Internacionalmente, cuando creamos el catering Restauración Gaby cubríamos desde la Fruit Attraction de Madrid, a la Fruitlogística de Berlín, dando asistencia a las empresas de frutas y hortalizas almerienses que acudían a estas ferias hortofrutícolas. Nuestra cocina era de gran calidad y buen servicio, y estaba avalada por muchísimas personas.
El cambio en la junta directiva del club, y la decisión de incrementar en más de 25 mil euros el alquiler de las instalaciones, provocó que Martínez Aguilar tuviera que presentar concurso de acreedores y abandonar el negocio.
Después de estar más de 10 años trabajando en ese local, con una buena sintonía con la junta directiva del club de golf, pagando un precio razonable en función del nivel de vida de aquellos años. Hubo un cambio de directiva en el año 2012 y los nuevos responsables, con el notario Enrique Martínez Monzó como presidente, decidieron subirme el alquiler, porque pensaron que éramos la gallina de los huevos de oro, y fueron amargándome la vida para aumentarme el precio del arrendamiento. Empezaron a presentar denuncias y me hicieron la vida imposible. Y yo no pude hacer frente a esa situación.
Ante la denuncia presentada por la empresa Dino Inmobiliaria SA, propietaria del establecimiento, el Juzgado de lo Mercantil Número Uno de Almería, y la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, condenan al empresario.
En 2013 tuve que hacer un concurso de acreedores porque la situación era insostenible. Hemos estado once años de tiras y aflojas, de calumnias, de querellas, tirando constantemente mi nombre por los suelos.
La defensa, ejercida por el abogado José Antonio Archilla logró, en octubre de 2024, tras un primer recurso, que la Audiencia Provincial redujera la condena a seis meses de prisión y, en noviembre de este año, en una apelación, la total absolución de Gabriel Martínez y la suspensión total de la condena y de la indemnización impuesta.
A nivel personal me han hecho mucho daño. Mi familia ha sufrido un infierno por tres personas que había en esa junta directiva. Pero, al final, se ha hecho justicia, y se ha demostrado que yo no era culpable de nada. Mi status social se ha quedado prácticamente destruido. Era una persona muy conocida en Roquetas de Mar, en Almería y fuera de la provincia. Ahora, tras la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, estoy feliz y contento porque la gente que me apoyaba se ha dado cuenta que yo no tenía ninguna culpa de nada. La gente que no me apoyaba se ha tenido que callar la boca.
En la actualidad trabaja como jardinero en el Ayuntamiento de Roqueta de Mar, y solo quiere olvidar aquella pesadilla.
Después de salir de allí, he intentado rehacer mi vida. He seguido luchando. Resurgir de mis cenizas. Monté distintos negocios relacionados con la hostelería, pero cuando llegó la pandemia del COVI tomé la decisión de dejar ese sector y, ahora, estoy trabajando de jardinero en el Ayuntamiento de Roquetas de Mar y me encuentro muy bien como personas, y muy tranquilo en la vida. Ayudo a quien me necesita y, la verdad, es que estoy bastante bien.
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