La Guardia Civil ha logrado desarticular una organización criminal que había sembrado el pánico en varias comarcas de Almería, así como en otras provincias de España incluyendo Alicante, Valencia, Tarragona, Barcelona. En el marco de la operación 'Plumajero', los agentes identificaron a los integrantes de esta banda, cuya especialidad era arrancar los cajeros automáticos con la pluma de un camión.
En Almería, el grupo llevó a cabo dos asaltos durante el pasado mes de mayo, ambos en la zona del Levante almeriense. El primero de ellos ocurrió el 9 de mayo en la pedanía de San Isidro, en Níjar, donde consiguieron hacerse con más de 20.000 euros tras sustraer un cajero automático. El segundo golpe tuvo lugar el 20 de mayo en Antas, donde intentaron replicar su modus operandi.
La técnica empleada por la banda consistía en sustraer camiones grúa, conocidos como ‘pluma’, para arrancar los cajeros automáticos de las sucursales bancarias y huir rápidamente con el botín. Estas acciones, ejecutadas con gran precisión y planificación, generaron alarma entre los habitantes de las localidades afectadas, especialmente en Níjar y Antas, que se vieron directamente impactadas por los ataques.
La operación 'Plumajero' ha sacado a la luz la magnitud de esta red delictiva, que se atribuye al menos 19 robos en total, con la posterior detención de siete personas, de nacionalidad albanesa. La coordinación entre los distintos destacamentos de la Guardia Civil ha sido clave para dar con los responsables, logrando así frenar una ola de robos que amenazaba con extenderse aún más por la región.
La desarticulación de esta organización criminal especializada en el robo de cajeros automáticos, ha revelado un entramado logístico sorprendentemente sofisticado. Según fuentes de la investigación, la banda empleaba un plan meticuloso que combinaba el uso de vehículos robados, camiones grúa sustraídos y herramientas especializadas para perpetrar sus golpes en pequeñas localidades de toda España. El grupo comenzaba utilizando un vehículo de seguridad previamente robado o, en su defecto, uno propio con matrículas falsas para evitar ser rastreados.
Posteriormente, localizaban almacenes o empresas de construcción para sustraer camiones grúa, conocidos como ‘pluma’. Estas máquinas, esenciales para su modus operandi, eran utilizadas para arrancar cajeros automáticos de sucursales bancarias ubicadas en zonas menos vigiladas, generalmente en pequeños municipios. Una vez que lograban sustraer los cajeros, los trasladaban a zonas aisladas donde contaban con un arsenal de herramientas especializadas para abrirlos.
Entre el equipamiento destaca un generador de gran tamaño, indispensable para suministrar la energía necesaria al equipo de corte, perforación y apertura con el que extraían el dinero en efectivo. El botín obtenido en estos ataques era considerable, y tras una serie de golpes exitosos, los principales integrantes de la banda optaban por abandonar el país. La estrategia de huida hacia otros países europeos buscaba esquivar cualquier acción policial que pudiera poner en riesgo la continuidad de sus actividades delictivas. Esta red de criminales, que operó durante meses en varias provincias, entre ellas Almería, deja un rastro de sofisticación y estrategia que ahora se enfrenta a la justicia tras la exitosa acción de la Guardia Civil.
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