Huércal-Overa

A sus 69 años, Juan Antonio Parra hace historia practicando artes marciales

“Mientras podamos arrastrar los pies, seguiremos, hasta el octavo Dan”

Juan Antonio Parra, junto a su hijo, Fernando Parra tras recibir el séptimo Dan.
Juan Antonio Parra, junto a su hijo, Fernando Parra tras recibir el séptimo Dan. La Voz
Marina Ginés
09:34 • 05 dic. 2024

Juan Antonio Parra Viúdez, ha hecho historia a sus 69 años, con más de 45 de los mismos, dedicados en su totalidad a su gran pasión: el Judo. Juan Antonio, natural de Huércal-Overa ha alzanzado un hito, no solo para su carrera, sino para toda la provincia de Almería. Y es que, la Federación Española de Judo le ha concedido el séptimo Dan, una de las máximas condecoraciones en este deporte, distinción que solo posee él en toda la provincia. En palabras de Juan Antonio: "Es un Dan que empieza a pesar", refiriéndose a la dificultad de alcanzar este nivel, que solo se obtiene a través de años de trabajo, méritos acumulados y la permanencia en activo en el deporte.

El almeriense es todo un referente en el mundo del Judo, no solo por su trayectoria sino también por la pasión y el amor que ha transmitido a generaciones de judocas. Son cientos de niños y niñas los que han pasado por las escuelas de Judo del huercalense. Fue la necesidad de buscar trabajo más allá de las fronteras del país lo que llevó al huercalense a descubrir la que ha sido su gran pasión, “Descubrí el Judo cuando estuve trabajando en Suiza” y desde entonces según asegura el almeriense ha dedicado su vida a enseñar y compartir sus conocimientos con los más jóvenes.

En Huércal-Overa, su ciudad natal, montó su primera escuela de Judo, donde estuvo más de 30 años formando a futuros campeones, y también en Albox tuvo un centro de formación donde ha estado alrededor de 25 años, construyendo una sólida escuela que ha visto pasar a cientos de niños y niñas que hoy son parte de su legado.

Para Juan Antonio, el Judo no es solo un deporte, es su vida, su pasión, su razón de ser. "El Judo es algo para mí que no sé cómo explicarlo. Es mi vida. Yo voy con mi kimono puesto, el traje de Judo, y es como mi segunda piel. Son unos sentimientos muy grandes", asegura con un brillo especial en los ojos.

A pesar de que Juan Antonio ya está jubilado como maestro judoca, sigue vinculado a este deporte. Su hijo, Fernando Parra, ha tomado el relevo de las clases, pero él sigue siendo una figura imprescindible, siempre presente en la comunidad judoca. "Ahora yo me jubilé y lo lleva mi hijo. Yo voy cuando me apetece, entreno... ", señala entre risas, demostrando que, aunque su rol ha cambiado, su amor por el Judo sigue intacto.

El reconocimiento del séptimo Dan, obtenido el pasado 30 de noviembre en el 75º aniversario de la Federación Española de Judo en Las Palmas de Gran Canaria, es solo una de las muchas medallas que ha cosechado a lo largo de su carrera. Para él, esta distinción es un cierre simbólico de una etapa, pero también una motivación para seguir trabajando hacia el octavo Dan, un objetivo que, según dice, podría conseguir dentro de 9 o 10 años, siempre y cuando siga en activo. "Mientras podamos arrastrar los pies, seguiremos, hasta conseguir el octavo Dan", asegura con determinación este huercalense.

De hecho, en la actualidad, Juan Antonio es miembro del tribunal de cinturones negros, juez nacional de Catas y parte del aula de formación de cinturones negros, demostrando que su influencia en el mundo del Judo es mucho más que un título personal. El ambiente en Las Palmas, donde se celebró la ceremonia de entrega del séptimo Dan, fue indescriptible para él. "Estar allí, con campeones olímpicos, el presidente de la Federación Española y el presidente del Comité Olímpico, es gratificante. Vale la pena que te concedan algo así una vez en la vida", nos relató, con una sonrisa de satisfacción.

Aunque, como él mismo reconoce, su motivación principal siempre ha sido el conocimiento y el amor por el Judo, más que los reconocimientos. "Ha sido mi hijo el que ha tirado de la carreta, porque a mí ya me daban igual los reconocimientos. Solo me interesaba tener más conocimientos, porque es lo que vivo y lo que me gusta", reflexiona humildemente.

El legado de Juan Antonio Parra en el Judo es incuestionable. Su huella no solo está en los títulos y distinciones que ha conseguido, sino en los cientos de personas que han pasado por sus escuelas y que hoy siguen transmitiendo los valores del Judo que él les inculcó. Un legado de esfuerzo, dedicación y pasión por un deporte que, para Juan Antonio, es mucho más que una disciplina: "Es mi vida".










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