La Audiencia Provincial de Almería ha condenado a un hombre que en
febrero de 2023 asestó varias puñaladas a su pareja sentimental con
intención de matarla, tras lo que la retuvo hasta once horas en su
vivienda, junto con su hijo de dos años, sin dejarle acudir a un
centro médico para ser asistida pese a la gravedad de sus
heridas.
La Sección Tercera impone a N.I.P. una pena de
13 años de prisión por un delito de asesinato en tentativa con las
agravantes de parentesco y de género, sentido en el que no podrá
acercarse a menos de 500 metros de la mujer ni comunicarse con ella
durante 23 años durante los que también se le retira la patria
potestad, según indica el fallo al que ha tenido acceso Europa Press
y contra el que cabe recurso de apelación.
El tribunal
incide en el "desprecio" hacia la vida de la mujer mostrado
por el acusado no solo por las circunstancias del ataque, que inició
después de que ella rechazara mantener relaciones sexuales con él,
sino por las once horas en las que le negó la posibilidad de recibir
asistencia médica pese a sus quejas y lloros.
La
resolución judicial expone la acción violenta por cuestión de
género desplegada por el acusado, quien tenía a su pareja como "un
mero objeto de su satisfacción sexual, cosificándola" y
"sometiéndola a su voluntad", con lo que da cuenta de su
"consideración de superioridad frente" a la víctima y,
por ende, la discriminación hacia la denunciante solo por su
condición de mujer.
El tribunal tuvo en cuenta, además
de las "sólidas, fiables y verosímiles" explicaciones de
la víctima, los informes médicos aportados a la causa y el
testimonio de un amigo del acusado, que fue quien la llevó al centro
de salud después de que acudiera al domicilio.
Frente a
ello, el acusado relató únicamente a preguntas de su abogado
defensor que no recordaba nada por estar bajo la ingesta de alcohol y
drogas --cuestiones que no se demostraron--, si bien incluso con
"lagunas de memoria" negó haber tenido una discusión con
su pareja esa noche a la que vio cuando se despertó "tumbada en
el suelo con sangre", pese a lo cual "no pidió una
ambulancia" y esperó hasta las 16,00 horas para llamar a un
amigo para que la llevase al centro de salud.
Dos años de alejamiento
La sentencia da por probado que en febrero de
2023 la víctima y el procesado, quienes tenían un hijo en común de
dos años de edad, reanudaron su relación de pareja después de que
se extinguiera la orden de dos años de alejamiento e incomunicación
que pesaba sobre el hombre con respecto a la víctima a causa de un
fallo anterior, dictado en 2021.
Así, apenas un mes y
medio después de que la mujer se instalara con el niño en la casa
del acusado en Pulpí, se produjo una discusión entre ellos que se
dilató hasta bien entrada la madrugada del 14 de marzo, cuando el
hombre le pidió a la mujer tener relaciones sexuales por última
vez, a lo que ella se negó.
El rechazo de la mujer
"contrarió" al condenado, quien "se dirigió a la
cocina donde cogió un cuchillo de cocina" y "con intención
de acabar con la vida" de la mujer o asumiendo tal posibilidad,
la acuchilló "sorpresivamente" en el costado y la zona
lumbar derecha mientras le decía "si no vas a ser mía no vas a
estar con nadie".
En el marco de dicha agresión, el
hombre cogió una botella de vino y se la rompió en la cabeza a la
mujer, la cual resbaló con el liquido y cayó al suelo "hallándose
indefensa, tumbada boca arriba". Fue entonces cuando el
procesado "se abalanzó sobre ella con el cuchillo y le asestó
otro corte" mientras que le decía que iba a acabar con su
vida.
La víctima, que también sufrió cortes en las
manos al tratar de evitar nuevas cuchilladas, recibió una puñalada
más en uno de los hombros por la espalda cuando trataba de
levantarse mientras se agarraba del sofá una vez que había
conseguido zafarse del atacante. La situación cesó cuando el niño,
que dormía en una habitación contigua, se presentó llorando en el
salón al despertarse por los gritos y llantos de su madre.
Tras
lo sucedido, el acusado envolvió a la mujer en una sábana y la
tumbó en una cama sin permitirle que se fuera a recibir asistencia
médica hasta las 16,00 horas de ese mismo día, de modo que incluso
le amenazaba con "acabar con su vida" si no dejaba de
llorar y quejarse. Pese a las numerosas heridas sangrantes que tenía,
no la dejó salir de la vivienda en once horas.
Pidió 'tiritas' a un amigo
Durante ese tiempo, el
procesado se comunicó "hasta en dos ocasiones" con un
amigo del que consiguió "vendas, tiritas y antiinflamatorios"
que le pidió con la excusa de que él mismo se había hecho una
lesión días antes.
La segunda vez que el amigo se
personó en el domicilio del acusado, este le dijo que su pareja se
"encontraba mal"; momento en el que fue trasladada al
centro de salud de Pulpí, desde donde la derivaron al Hospital La
Inmaculada de Huércal-Overa.
La mujer tuvo que ser
intervenida quirúrgicamente a causa de todas las heridas que
presentaba, de manera que estuvo siete días ingresada y tardó 90
días en curarse. De dicho ataque le han quedado diferentes
secuelas.
La sentencia impone también al acusado de diez
años de libertad vigilada así como el pago de las costas y de una
indemnización a favor de la víctima de 41.540 euros por los daños
físicos y morales ocasionados.
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