La Voz de Almería
23:02 • 26 jun. 2012
Una veintena de personas se manifestaba ayer a las puertas de la Audiencia Provincial de Almería. Reclamaban con pancartas una revisión de la sentencia por la muerte de Kamal, un vecino de Pescadería atacado por tres personas, condenadas recientemente a “sólo” 12 años de prisión.
La protesta nada tenía que ver con el juicio que se preparaba en el interior del edificio, pero consiguió parar la vista durante más de una hora por la influencia que pudiera tener en el jurado popular que examina la muerte de Felipe Jesús G. F. de 52 años, degollado en julio de 2010 en su vivienda, junto al Paseo Marítimo de la capital. No en vano, el jurado trabaja con "mercancía frágil", estudia penas para Francisco Miguel J. C. que podrían alcanzar hasta los 20 años de prisión.
El juicio se reanudó finalmente y dos testigos desmintieron la versión de los hechos ofrecida por el acusado, ex novio de la hija del fallecido, un comerciante de El Zapillo. El primero conoció a Francisco Miguel en una club de Balerma y lo acompañó hasta la casa de la víctima. Según su testimonio ayer, en el local le dijo que “su suegro había sido malo con él y que cuando lo viera le iba a pinchar”. La conversación se produjo la misma noche de la agresión, unas cuatro horas antes del crimen.
La defensa considera que este testimonio es inexacto y debería descartarse pues se trata de un enfermo de Salud Mental desde hace diez años y su declaración fue por momentos ininteligible.
Ahora bien, si este testigo ya incriminó a Francisco Miguel, de 22 años de edad, por las intenciones que le confesó aquella noche, el segundo negó incluso que la víctima fuera una persona agresiva o amenazadora. A preguntas de la fiscal aseguró que Felipe Jesús era “bueno con todos” y “amable”.
Por otra parte, los forenses del Instituto de Medicina Legal de Almería aclararon algunos aspectos esenciales del fallecimiento del comerciante almeriense. Según explicaron los dos peritos, la víctima presentaba un corte en el cuello de unos 5,5 centímetros de longitud que le seccionó la yugular. Además, fruto del “fuerte” golpe, rompió una capa interior de la arteria carótida, cuya elasticidad estaba afectada ya por una arterioesclerosis leve (colesterol), y le provocó la muerte. Los forenses ven una relación causa-efecto entre la agresión y el fallecimiento.
El juicio se reanudó finalmente y dos testigos desmintieron la versión de los hechos ofrecida por el acusado, ex novio de la hija del fallecido, un comerciante de El Zapillo. El primero conoció a Francisco Miguel en una club de Balerma y lo acompañó hasta la casa de la víctima. Según su testimonio ayer, en el local le dijo que “su suegro había sido malo con él y que cuando lo viera le iba a pinchar”. La conversación se produjo la misma noche de la agresión, unas cuatro horas antes del crimen.
La defensa considera que este testimonio es inexacto y debería descartarse pues se trata de un enfermo de Salud Mental desde hace diez años y su declaración fue por momentos ininteligible.
Ahora bien, si este testigo ya incriminó a Francisco Miguel, de 22 años de edad, por las intenciones que le confesó aquella noche, el segundo negó incluso que la víctima fuera una persona agresiva o amenazadora. A preguntas de la fiscal aseguró que Felipe Jesús era “bueno con todos” y “amable”.
Por otra parte, los forenses del Instituto de Medicina Legal de Almería aclararon algunos aspectos esenciales del fallecimiento del comerciante almeriense. Según explicaron los dos peritos, la víctima presentaba un corte en el cuello de unos 5,5 centímetros de longitud que le seccionó la yugular. Además, fruto del “fuerte” golpe, rompió una capa interior de la arteria carótida, cuya elasticidad estaba afectada ya por una arterioesclerosis leve (colesterol), y le provocó la muerte. Los forenses ven una relación causa-efecto entre la agresión y el fallecimiento.
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