Tres hoteles de Almería aparecen en una guía de lugares con encanto

Con motivo de su décimo aniversario, Ruralka ha editado una guía de hoteles con encanto en la que aparecen tres pequeos establecimientos almerienses. Se trata del Cortijo Los Malenos, de Aguamarga; Cala Chica y Cala Grande, de Las Negras que, asimismo, forman parte de esta red de hoteles rurales.
Para el director y socio fundador de Ruralka, José María Belaúnde, estos hoteles con encanto almerienses aportan a su red “calidad, cordialidad y exclusividad, que son los tres pilares básicos que marcan nuestra filosofía de negocio. Todos nuestros establecimientos cumplen esos parámetros y esos también”.
Además, Belaúnde destaca la cercanía y profesionalidad de los propietarios de Cala Chica, Cala Grande y el Cortijo Los Malenos que “están haciendo un magnífico trabajo y presentando una magnífica oferta”. Asimismo, sobre la provincia considera que tiene “una oferta ambiental, paisajística y de clima excelente, reconocida en España y en Europa.
Referencia nacional
Ruralka es, junto a Rusticae y Domus Selecta, perteneciente al Grupo Hotusa, una de las tres redes de referencia en el campo de la oferta de hoteles con encanto en España por lo que pertenecer a ella mejora la competitividad de los establecimientos adscritos.
Otro de los socios de la red, Rafael Ausejo, cree que falta apoyo de la Administración para el sector, tanto en lo que se refiere a la potenciación de destinos como en el de la formación para “permitir a los propietarios de esos pequeños hoteles una gestión cada vez más profesionalizada”.
Asociacionismo
Es por ello que Ausejo insiste en la vía del asociacionismo como principal instrumento de futuro para el sector. “Al tratarse de negocios muy reducidos y de productos muy nicho, la fórmula del asociacionismo es la única capaz de potenciar y posicionar estos establecimientos, de dotarlos de identidad propia y de conferirles unas señas de identidad que resulten reconocibles para el público.
Por otro lado, los gestores de Ruralka presumen de “haber intentado mantener intacto nuestro espíritu”. Rafael Ausejo pone como ejemplo de ello la decisión de lanzar un movimiento “que hemos bautizado como ‘ruralkeando’, a través del cual queremos concienciar a empresas y a personas en materia de sostenibilidad y solidaridad, con la filosofía del ‘slow life’ como bandera”.
Añade, además, que ellos promulgan “que se disfrute la vida, que se vivan experiencias”. Algo que se consigue más fácilmente en los pequeños establecimientos rurales.