Hace unos cuantos años fue el timo de la estampita. Ahora, los tiempos han cambiado y, con ellos, los estafadores se han adaptado a las nuevas tecnologías. A Luis Alberto Lorente, roquetero de 41 años, trataron de estafarle ofreciéndole un trabajo. Concretamente, en el servicio de mantenimiento del hotel Ritz de Londres.
Tras un año y medio en el paro, Lorente buscaba trabajo por diferentes vías. Una de ellas, en los portales de Internet, donde muchas empresas buscan y seleccionan personal de una forma efectiva y con muchas ventajas. “A mi ya no me importaba viajar fuera de España si conseguía un trabajo. Vi esta oferta a principios de mayo y mandé mi currículum. A los pocos días me contestaron con algo bastante interesante”.
Un contrato bien elaborado
La respuesta y siguientes conversaciones se producen por email. En ellas, se podía leer: “Después de pasar por su CV, la dirección del hotel ha considerado la contratación por su servicio. Se adjunta una entrevista y formulario de solicitud que contiene algunas de las preguntas que la administración le gustaría que conteste”. El contrato que mandaron para que Lorente firmara tenía todos los detalles. El logotipo del hotel, las firmas falsificadas de responsables de la prestigiosa empresa... Nada hacía, a priori, sospechar. El sueldo era alto, casi 4.000 euros brutos al mes que, al restarle alojamiento y los impuestos correspondientes, se quedaban en 2.406 euros netos al mes.
Sin embargo, tras cumplimentar toda la documentación, llegó el momento en el que le solicitaron dinero. “Se suponía que yo estaría alojado en el hotel, por lo que tenía que elegir entre tres opciones de alojamiento con diferentes costes cada una. Me dijeron que, para mandarme el billete de avión, necesitaban que adelantara el primer pago, que ascendía a unos 730 euros”. Eso si, nada de cuentas bancarias, sino a través de Wester Union.
La estafa, al descubierto
Inmediatamente después, Lorente, junto a sus familiares, se ponen en contacto por teléfono con el hotel Ritz para aclarar el asunto. “Ahí es cuando nos dicen que se trata de una estafa, que no hay ninguna oferta de trabajo y que ya ha ocurrido más veces. El tema está denunciado en Inglaterra y espero que no vuelva a pasar”. Por fortuna, Lorente no mandó dinero y la historia acabó con final feliz ya que, al poco tiempo, encontró un puesto de trabajo. Esta vez si, uno en el que cobra y no en el que paga.
Una buena herramienta pero donde también hay que tomar precauciones Carlos Albar es director de Iberempleos.es. En el portal, cada día “se envían 150.000 currículums a ofertas de empleo. Cada día se publican entre 500 y 1.000 trabajos nuevos”. Entre todo ese movimiento, las operadoras de los portales se afanan en “verificar una por una las ofertas de empleo y las empresas, que tienen que reunir unas condiciones. Tratamos de poner el máximo empeño para ofrecer un buen servicio pero siempre hay ‘aprovechados’. Al igual que un alcalde no puede controlar al 100% que en su ciudad no haya robos, en Internet también estamos limitados”. Es decir, se trata de una buena herramienta en la que confían empresas como Google, Asisa, Indra... pero tambié
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