Este año, tanto el premio que concede el Colegio de Ingenieros Agrícolas de Almería (COITAAL) como el de la Escuela Superior de Ingeniería, se los han llevado dos mujeres, María del Mar Villegas y Rosa María Simón, respectivamente, por sus trabajos de investigación en dos áreas bien distintas, pero cuyos resultados son aplicables en Almería.
Por un lado, María del Mar Villegas, galardonada por COITAAL, ha centrado su estudio en el diseño de instalaciones para el cultivo industrial de setas en la Alpujarra almeriense. El nicho de mercado está en producir setas en las épocas en las que de forma natural no crecen.
En la actualidad las empresas que suministran setas están en su mayoría en el centro de España, en las zonas de Albacete y Cuenca principalmente, y una menor parte en la parte de La Rioja.
Son cada vez más las empresas que se están imponiendo en la zona sur de España, y en especial por los pueblos del norte de la provincia almeriense, ya que las setas necesitan frío, humedad y una correcta renovación del aire.
“Las setas comestibles se han puesto de moda en los últimos años, por lo que cada vez más se emplean como ingrediente mágico en diferentes platos gastronómicos”, explica Villegas.
Cualquiera de los pueblos de la Alpujarra o del interior son buenos lugares para el desarrollo de setas, según su estudio, “el problema es que la infraestructura a desarrollar debe ser la adecuada, ya que si no la producción será de peor calidad y por tanto los beneficios serán inferiores a los esperados”, describe.
Abla, pueblo piloto
El proyecto se ha desarrollado en el término municipal de Abla, debido a que presenta buenas comunicaciones y a que las temperaturas no suponen un obstáculo para el correcto desarrollo de las setas, y supondrá un ahorro tanto energético como económico importante. “Este proyecto fin de carrera se basa en el cultivo industrial de setas comestibles mediante el control exhaustivo de las condiciones ambientales básicas: humedad, ventilación y temperatura”, resume la autora.
Han sido proyectadas y calculadas las instalaciones necesarias para el correcto desarrollo de los distintos estadíos de las setas, por lo que se han proyectado tres naves, en las que las alpacas suministradas por una empresa especializada, pasarán a ser dispuestas en distintas naves y en distintas fechas, de modo que las tres naves produzcan cada semana 400 kilos aproximadamente.
Por su parte, Rosa María Simón, titulada en ingeniería técnica agrícola, ha basado su estudio en un software informático, WinDIAS, que permite cuantificar los posibles daños que puedan tener cultivos como el tomate o la berenjena, y así evitar su exportación si no reúnen ciertos parámetros.
Pensando en la exportación
“El empleo del sistema de análisis de imágenes WinDIAS, como era de esperar, resultó útil para la cuantificación de bufado en tomate y no se nos escapa su utilidad en trabajos de mejora genética”, explica la investigadora,”del trabajo realizado en la determinación del daño por frío en frutos de berenjena se ha mostrado como una herramienta precisa y útil, capaz de distinguir mejor los efectos del daño por frío que la estimación subjetiva tradicionalmente utilizada. El uso del software WinDIAS también es muy útil para ayudar a determinar la calidad de los frutos”.
Su investigación concluye que el uso adecuado de esta aplicación informática puede ser de gran utilidad para acreditar, de una forma
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