La “extrema competencia” de la costa deja en mínimos al turismo rural

Por debajo del 20% en el mes de julio y alrededor del 30% en agosto son los datos de la ocupación de los alojamientos rurales de Almería, por debajo de la que se registró el verano pasado. Las cifras ofrecidos por la Red Andaluza de Alojamientos Rurales (RAAR) ponen en evidencia una situación nada halagüeña para este sector y que desde la propia Red califican de “preocupante” y al balance del verano de “desastroso”.

De hecho, los técnicos de RAAR señalan que la cifra media de ocupación durante estos meses ha quedado en el conjunto de Andalucía claramente por debajo del 30% mientras que lo normal en estas fechas sería un 85-90%.

Turismo nacional
En el caso de Almería, la media de ocupación ha sido incluso menor que la andaluza, quedándose en un 25%. Según la Red, Almería se resiente especialmente porque buena parte de sus turistas son nacionales, y con la crisis actual las cifras han decaído considerablemente.

Pero además de la crisis, entre las causas de este balance tan negativo  los responsables de la RAAR señalan “la extrema competencia” que están soportando ultimamente con los grandes establecimientos hoteleros de la costa. “Ofrecen precios bajísimos a cambio de más servicios y playa, y la gente ahora mira más su bolsillo que la experiencia única que le ofrece el turismo rural”, señalan.

Los técnicos precisan que el compartimiento ha sido muy desigual entre los alojamientos que se encuentran en el interior, y los que están cerca de la costa, o cuentan con piscina propia o alberca. En este último caso, tanto buena parte de las casas que cuentan con piscina, como las que están cerca de la costa, la ocupación estos dos meses roza el 90%, en contraposición con el resto de alojamientos que en muchos casos se han quedado vacíos.

Si julio y agosto, como meses de temporada alta, han sido malos, cabe pensar que las previsiones para los próximos meses son más que negativas, a lo que hay que sumar el incremento de costes por la subida del IVA, carburantes, recibos eléctricos, etc., situando a este sector en uno de los momentos más “negros de su historia”.