El tomate no es solo el principal cultivo del campo almeriense (su superficie ronda las 10.000 hectáreas), sino el principal producto de Almería. El más importante de la economía provincial. De ahí, que su apuesta decidida este año por el control biológico (la ‘revolución verde’, bautizada por la Junta de Andalucía) como método para luchar contra las plagas y enfermedades (dejando a un lado el uso masivo de químicos) sea una buena noticia para que el tomate que vende Almería sea sinónimo de calidad y respeto al medio ambiente en los mercados de destino.
“Los agricultores están muy mentalizados y concienciados en que hay que emplear bichos”, comenta con satisfacción Jan van der Blom, responsable del departamento de técnicas de producción de Coexphal-Faeca.
Son numerosas las empresas que se vuelcan en Almería en el nicho de mercado que suponen hoy día los ‘bichos’ (producción, comercialización e investigación); del mismo modo, que cada vez son más los semilleros que antes de vender las plántulas hacen las sueltas de insectos en su propio centro, de modo que el agricultor ya se lleva a la finca la fauna auxiliar instalada. En tomate, el nesidiocoris es protagonista. “La inmensa mayoría del tomate que sale del semillero es con nesi, y los pocos productores que así no lo piden se encuentran en la práctica con bichos porque el nesidiocoris no entiende de bandejas cuando se suelta en el semillero”, describe Jan van der Blom.
Este entomólogo holandés, afincado desde hace muchos años en Almería, añade que “el gasto es en realidad pequeño, unos 300 euros por hectárea con nesidiocoris y los beneficios son muchísimos”.
Desde Coexphal calculan que esta nueva campaña la provincia de Almería tendrá el 80% de su producción de tomate bajo control biológico, alrededor de 8.000 hectáreas, frente al 50% que hubo el ejercicio anterior.
CASI
Aunque el adiós a los químicos será generalizado en todas las comercializadoras de tomate de la provincia, sí hay que destacar la revolución que supondrá este cambio en 2012/13 para la cooperativa CASI, la mayor tomatera de Europa, que sin embargo no tenía hasta ahora consolidado este método de producción.
Si la pasada campaña su superficie de tomate con lucha integrada no alcanzaba el 30%, aproximadamente, la previsión para este año ronda el 90%.
Así lo confirma el presidente, José María Andújar: “Son datos que ya hemos contrastado estos días”. Y da una razón de este cambio cualitativo, que supone el adiós a la mayoría de los químicos: “Es una cuestión de seguridad alimentaria. El currículum que exige ahora el mercado es que no haya químicos, así que como el cliente siempre tiene razón, nuestra apuesta por los bichos es decidida”. CASI prevé cultivar entre 1.300 y 1.500 hectáreas de tomate bajo estas técnicas respetuosas con el entorno y el medio ambiente.
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