La mañana fue muy larga, casi más incluso que la noche. La lluvia hizo acto de presencia y no llegó precisamente sin pena. Cientos de personas en todo el levante almeriense llegaron a temer por sus vidas. El agua inundaba sótanos, casas, comercios hoteles e, incluso, ayuntamientos. Vera, Cuevas del Almanzora, Zurgena o Huércal-Overa, vivieron un viernes de pesadilla. Una pesadilla que continuaba ayer, con la evidente desgracia de mucha gente que ha visto como sus casas se convertían en un auténtico barrizal.
Isabel Flores, directora del hotel Vera Beach Club buscaba ayer en su lista que todos los clientes estuvieran localizados. Tuvieron un viernes inolvidable. “Fuimos evacuados más de 100 personas. Llegó el río a las 11.00 horas. Algunos no pudieron llegar hasta el restaurante, en la parte alta, y se cobijaron donde pudieron, llegamos a temer en algún momento por nuestras vidas”, relataba después de 24 horas de pesadilla. Ayer por la mañana gestionaba la salida de sus clientes. Muchos tenían que marcharse ayer y tenían aún su coche en la playa. “Les ponemos transportes para llegar a ellos, también a los aeropuertos y minibús para llegar a Valencia, Alicante o donde tengan que ir. La empresa se hace cargo”, contaba a LA VOZ.
También Raquel, que vive en la calle Magallanes del Complejo Mar de Pueblo Laguna vivió en primera persona la inundación de su casa. “Menos mal que es un duplex de tres pisos y al tercero no llegó”, contaba. El agua volcó hasta la nevera y pasó momentos muy difíciles porque no lograba localizar a nadie para que la sacara de su casa mientras veía cómo el agua seguía subiendo. “A fuerza de llamar vinieron a buscarme, salí a la terraza y vi a los coches de policía y les pedí ayuda. Ellos nos llevaron hasta un autobús. Tuve que ir descalza, todo era barro”, relata. Estaba de vacaciones y se iba en unos días de vuelta a Madrid.
También Alina, Cristian e Icrina, rumanos de nacimiento pero residentes en Vera, vivían en Pueblo Laguna “y se inundó todo”. Ni siquiera pudieron coger la ropa. “Nada, lo puesto. El agua entró en la casa hasta arriba, las cosas flotando. Ya no se puede salvar nada y no tenemos nada. No sabemos dónde vamos a vivir. Fue todo en un momento. Eran las 12 de la mañana”, relatan.
En Cuevas del Almanzora, Antonio y su familia sacaba el barro a palazos de su casa. Todo prácticamente quedó destrozado. El barro se coló en todos los rincones. “Al menos a nosotros no nos ha pasado nada”, decía. Como su historia, la de cientos de familias en toda la comarca del levante. En Huércal-Overa, más de un centenar de viviendas de una urbanización se han visto anegadas. En la mañana de ayer, hasta los niños sacaban de las casas sus juguetes cubiertos de tierra mojada mientras las bombas de agua trataban de achicar los litros que se habían quedado atrapados en los sótanos y primeras plantas de sus viviendas y los mayores trabajaban a destajo.
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