María Medina
07:00 • 29 oct. 2012
La adicción al juego, a las nuevas tecnologías, las compras, el sexo o el teléfono móvil responde a un mismo patrón psicológico. “La falta de control que el individuo tiene frente al impulso es la misma”. Así lo apuntan desde la asociación Indalajer que, en Almería, alerta, trata y acoge a todos aquellos que tienen una adicción no tóxica. Hoy acogen a 198 enfermos y a sus familiares.
Si el perfil de varón, de entre 40 y 50 años adicto a las máquinas tragaperras, ha ido cambiando hacia el de una mujer, más joven, que compra compulsivamente o juega al bingo, hoy no se adapta a un cuadro concreto. De hecho, los adolescentes no se escapan de este impulso incontrolado, considerado como una patología por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y actualmente son cuatro menores de 16 años los que están en tratamiento individualizado en Indalajer.
Nuevas tecnologías
Las nuevas tecnologías y los videojuegos son, en su caso, la adicción que trabajan por superar. Que haya cuatro en tratamiento no quiere decir que sean los únicos en Almería. Desde Indalajer saben que son muchos más, pero no todos dan el paso hacia una salida.
Darse cuenta de que existe un problema, buscar ayuda e iniciar una terapia, “con más pronóstico de éxito si se hace con el apoyo familiar”, es la única forma de salir de un círculo que hoy ya se considera enfermedad. Manuel Fernández es presidente de Indalajer y conoce bien la ludopatía. Su mujer, María Dolores Berbel, anterior presidenta de la entidad, logró salir con éxito de la espiral en la que cayó. Los dos sirven de apoyo para quienes acuden a la sede de la asociación, la mayoría de las veces instados por sus familiares más próximos.
Es el caso de los menores que siempre acuden acompañados de sus padres. El tipo de terapia al que se someten es diferente a la de los adultos, puesto que, por su minoría de edad, no pueden participar, por ejemplo, en terapias grupales. Su tratamiento es individualizado, no sólo en cuanto que cada caso es diferentes y por tanto lo es su terapia, sino porque la asociación ha de preservar su identidad, explica Fernández.
El ocio digital era impensable hace unos años, señalan desde Indalajer. El acceso a Internet y los teléfonos móviles y la rapidez en el desarrollo de las nuevas tecnologías ha enganchado a muchos adolescentes que acaban por no salir a la calle o viven una doble vida a través de facebook.
No arruines tu vida en un clic’ es la leyenda que ayer, Día Sin Juego de Azar, la asociación Indalajer, integrada en la federación andaluza Fajer, trasladó a la sociedad almeriense. Desde su sede, en la avenida del Mediterráneo de la capital (junto al puente sobre las vías del tren), ex jugadores y sus familiares acogen a todos aquellos que dan el paso hacia una salida.
No obstante, siempre cuesta dar ese paso, señala Manuel Fernández. Por este motivo, desde el sábado, una decena de ex jugadores, familiares y voluntarios han visitado diferentes barrios de la capital con información sobre adicciones no tóxicas.
Ayer el Paseo de Almería y la puerta del Hospital Torrecárdenas eran los puntos escogidos para, a través de diez preguntas, calibrar el riesgo de padecer una ludopatía o adicción al llamado ocio digital.
La familia, principal sostén
Entre las llamadas de atención de los afectados y sus familiares, los voluntarios de Indalajer hacen especial hincapié en la familia para poder, primero detectar el problema antes que el afectado, y sostenerlo durante el tratamiento, después. En este sentido, el presidente de la asociación almeriense, Manuel Fernández, apunta que los varones llegan siempre acompañados de su pareja, mientras que las mujeres acuden, muchas solas, lo que les dificulta la continuidad.
Si el perfil de varón, de entre 40 y 50 años adicto a las máquinas tragaperras, ha ido cambiando hacia el de una mujer, más joven, que compra compulsivamente o juega al bingo, hoy no se adapta a un cuadro concreto. De hecho, los adolescentes no se escapan de este impulso incontrolado, considerado como una patología por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y actualmente son cuatro menores de 16 años los que están en tratamiento individualizado en Indalajer.
Nuevas tecnologías
Las nuevas tecnologías y los videojuegos son, en su caso, la adicción que trabajan por superar. Que haya cuatro en tratamiento no quiere decir que sean los únicos en Almería. Desde Indalajer saben que son muchos más, pero no todos dan el paso hacia una salida.
Darse cuenta de que existe un problema, buscar ayuda e iniciar una terapia, “con más pronóstico de éxito si se hace con el apoyo familiar”, es la única forma de salir de un círculo que hoy ya se considera enfermedad. Manuel Fernández es presidente de Indalajer y conoce bien la ludopatía. Su mujer, María Dolores Berbel, anterior presidenta de la entidad, logró salir con éxito de la espiral en la que cayó. Los dos sirven de apoyo para quienes acuden a la sede de la asociación, la mayoría de las veces instados por sus familiares más próximos.
Es el caso de los menores que siempre acuden acompañados de sus padres. El tipo de terapia al que se someten es diferente a la de los adultos, puesto que, por su minoría de edad, no pueden participar, por ejemplo, en terapias grupales. Su tratamiento es individualizado, no sólo en cuanto que cada caso es diferentes y por tanto lo es su terapia, sino porque la asociación ha de preservar su identidad, explica Fernández.
El ocio digital era impensable hace unos años, señalan desde Indalajer. El acceso a Internet y los teléfonos móviles y la rapidez en el desarrollo de las nuevas tecnologías ha enganchado a muchos adolescentes que acaban por no salir a la calle o viven una doble vida a través de facebook.
No arruines tu vida en un clic’ es la leyenda que ayer, Día Sin Juego de Azar, la asociación Indalajer, integrada en la federación andaluza Fajer, trasladó a la sociedad almeriense. Desde su sede, en la avenida del Mediterráneo de la capital (junto al puente sobre las vías del tren), ex jugadores y sus familiares acogen a todos aquellos que dan el paso hacia una salida.
No obstante, siempre cuesta dar ese paso, señala Manuel Fernández. Por este motivo, desde el sábado, una decena de ex jugadores, familiares y voluntarios han visitado diferentes barrios de la capital con información sobre adicciones no tóxicas.
Ayer el Paseo de Almería y la puerta del Hospital Torrecárdenas eran los puntos escogidos para, a través de diez preguntas, calibrar el riesgo de padecer una ludopatía o adicción al llamado ocio digital.
La familia, principal sostén
Entre las llamadas de atención de los afectados y sus familiares, los voluntarios de Indalajer hacen especial hincapié en la familia para poder, primero detectar el problema antes que el afectado, y sostenerlo durante el tratamiento, después. En este sentido, el presidente de la asociación almeriense, Manuel Fernández, apunta que los varones llegan siempre acompañados de su pareja, mientras que las mujeres acuden, muchas solas, lo que les dificulta la continuidad.
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