“Necesito tu ayuda”. Así comienza el mensaje de correo electrónico de un conocido que explica, con un lenguaje poco habitual, que necesita dinero de forma urgente para salir de un apuro. Está en un país extranjero, le han robado, no tiene documentación y solicita que se le envíe una cantidad determinada.
Quienes lo reciben pueden poner en duda la situación y muchos llamarán por teléfono al remitente del correo. Otros, en cambio, serán víctimas de una estafa a través de Internet. Se trata del ‘phising’ o usurpación de identidad a través de la red con el ánimo, la mayoría de las veces, de obtener un beneficio económico. Así actúan los ‘ciberdelincuentes’. Se amparan en el anonimato que permite Internet y se aprovechan de que con una sola acción obtienen mayor lucro.
Atajar la ciberdelincuencia se ha convertido en uno de los objetivos del Plan Estratégico de Policía Nacional 2013-2016. Las estafas son tan diversas como quienes las idean y cada día surgen en la red nuevas fórmulas que obligan a la Unidad de Delincuencia Económica y Tecnológica de Policía Nacional a una formación constante.
La falsa creencia por parte del delincuente de que Internet ofrece mayor impunidad es la baza con la que cuentan los agentes. El ‘ciberdelincuente’ deja huellas y los investigadores son capaces de bucear en la red y seguir el rastro. A pesar, incluso, de que las leyes no siempre están de su lado. Obtener información sobre quienes están detrás de un número de teléfono o un correo electrónico obliga, la mayoría de veces, a una orden judicial que implica un retraso forzado en la investigación.
Aún así, la tasa de resolución de asuntos y denuncias por parte de la Unidad de Delincuencia Económica y Tecnológica de la Comisaría de Almería alcanza el 70% en los casos de estafa.
250 denuncias en 2012
Casos que el año pasado alcanzaron la cifra de 250. Alrededor de 200 fueron los presentados ante la unidad de Almería en 2011. Este incremento no supone un aumento de la criminalidad como tal. El jefe de la unidad de Delincuencia Económica y Tecnológica, José Antonio García, entiende que se ha producido una “migración” del delito tradicional a Internet. “No es que haya más delitos, sí hay más a través de las nuevas tecnologías”.
Esto incluye no sólo Internet, también los teléfonos móviles y o sólo estafas o delitos con fines lucrativos, aunque estos últimos sí suponen el 80% del total.
El acoso escolar entre compañeros o hacia el profesor (ciberbulling) o el ‘grooming’, que es cuando un adulto se hace pasar por un menor para ganarse su confianza y después acosarle o buscar un encuentro físico, son otros de los delitos más habituales. De éstos, muchos son rastreados con facilidad puesto que no siempre son expertos quienes los realizan.
Y eso que el ‘ciberdelincuente’ acostumbra a tener conocimientos informáticos, ser joven y la mayoría de las veces, varón.
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