En uno de cada tres entierros ya no velan al muerto de madrugada

En uno de cada tres entierros ya no velan al muerto de madrugada

Manuel León
21:44 • 27 ene. 2013

La crisis y el cambio de costumbres en la sociedad almeriense afectan también a los entierros que se ofician en la provincia.

Una de las transformaciones más evidentes en el sector de las pompas fúnebres es la de la disminución en la contratación de la sala de velatorios en la funeraria de turno, que supone un ahorro aproximado de 500 euros para la familia del difunto.

Son ya más del 10% de los deudos los que a la hora de elegir el presupuesto del sepelio, prescinden de la ancestral costumbre de velar el cuerpo del finado.

Juan Carlos Ortiz, gerente de Funeraria San José de Huércal de Almería, explica que “tenemos ya cerca de 200 sepelios que los clientes prefieren no contratar la sala  y dejar el cuerpo en la cámara hasta la hora del funeral, es una consecuencia de la crisis”.

Pero a las razones económicas, se unen también las sociales: cada vez son más los dolientes que, aún contratando la sala de valatorios, la cierran al anochecer hasta el día siguiente, una hora antes de la Misa en la capilla. “Calculo que en uno de cada tres  funerales, la familia cierra la sala por la noche y no se quedan de madrugada, cada vez está más asumido, los que suelen protestar un poco con las personas mayores que tienen otra mentalidad”, argumenta Ortiz. El gasto en despedir honrosamente al difunto no iba a ser una excepción a la hora de ajustarse el cinturón en esta época de estrecheces domésticas. Ortiz constata que “hay ocasiones en las que ya se llega un poco al regateo y a pedir más de un presupuesto y ajustar el gasto en coronas, en esquelas o en el tipo de caja mortuoria”.

El gasto medio de un funeral, sin embargo, es muy difícil que baje de los 3.500 euros, sobre todo con la reciente subida del IVA al 21%. Quedan por debajo los entierros de beneficiencia para pobres de solemnidad por 500 euros, que en muchos casos son asumidos por el propio Ayuntamiento o por la funeraria.

También crece como la espuma el porcentaje de incineraciones que se practican en Almería y ya suponen más del 35% del total de sepelios. “Al ritmo que vamos en dos años se puede llegar al 50%”, prevé Ortiz. Parte de la explicación a esta costumbre de incinerar cada vez más a los fallecidos está en el ahorro de costes, que supone un tercio de lo que cuesta una inhumación convencional.

Solo la contratación del nicho cuesta por termino medio en torno a 1.800 euros, más la lápida y la nueva cuota de mantenimiento de la hornacina que se cobra en algunos cementerios como el de la capital a razón de unos 50 euros. Eso está provocando incluso que las familias que tienen sus enterramientos más antiguos, de la generación del bisabuelo, cuando les obligan al traslado de restos, decidan pagar por la exhumación y la incineración por un coste aproximado de 600 euros y dejar de pagar los derechos del enterramiento, excepto los que fueron contratados a perpetuidad. El negocio que genera la muerte en Almería está en torno a los diez millones de euros anuales.







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