Un familiar de Cristian R. S. V. apura aceleradamente los cigarrillos en las escaleras del viejo edificio de los Juzgados de Huércal-Overa. Manosea el teléfono móvil inquieto. Se levanta y se vuelve a sentar en unos segundos. Está solo, acompañado únicamente por la mirada de un agente de la Guardia Civil apostado en la puerta. Y mientras enciende otro pitillo resume una versión exculpatoria, quizás la primera conocida sobre los hechos: “Dice que iba a darle el biberón y la niña se cayó; vamos a ver qué hace el juez, si le pone en libertad”.
No fue así. Al filo de las tres de la tarde Cristian R. S. V., un agricultor de 22 años de edad residente en el municipio de Pulpí, salió llorando, desencajado, esposado y escoltado por dos agentes. Se introdujo en el vehículo de la Guardia Civil y tomó rumbo directamente al centro penitenciario de El Acebuche, donde llegó alrededor de las cinco (módulo de ingresos). El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número Uno de Huércal-Overa decretó prisión incondicional para el joven por un presunto delito de homicidio.
Según fuentes de la investigación, Cristian R. S. V. fue detenido el pasado lunes tras la muerte de su hija, la pequeña de sólo ocho meses de edad, como adelantó LA VOZ. En una declaración inicial mantuvo la tesis de un accidente, aunque poco después se derrumbó en el interrogatorio y confesó la autoría del crimen.
Confesión
La niña estaba a su cargo cuando se produjo el suceso. Sus padres están separados. Cristian R. S. V. vive en Pulpí y la madre en Huércal-Overa, donde rehizo su vida y tiene otros dos hijos de una relación distinta.
Durante el fin de semana era el padre el encargado de cuidarla. La pequeña ingresó el domingo en el hospital de La Inmaculada en estado muy grave, con un fractura en el cráneo, y fue trasladada posteriormente al Complejo Hospitalario de Torrecárdenas. Según fuentes sanitarias, tenía heridas severas en la cabeza y se encontraba ya en coma cuando llegó a Almería. Falleció en la UCI pediátrica del centro capitalino.
Según la principal tesis de la investigación, Cristian R. S. V. habría golpeado a la pequeña para que dejara de llorar. En su relato, incluso, indicó que se lanzó “encima” de ella. No consta que tuviera antecedentes previos de agresiones o malos tratos.
El joven permaneció hasta ayer custodiado en los calabozos de la Jefatura Municipal de la Policía de Huércal-Overa, compartidos con la Benemérita. Sobre las 12.30 horas accedió a los juzgados con semblante serio y aspecto cansado. La toma de declaración se produjo ante el Juzgado número Uno, en funciones de guardia, aunque la investigación corresponde al Juzgado número Tres. El suceso ha provocado una enorme conmoción especialmente en Huércal-Overa, donde la madre residía y es muy querida en la comunidad ecuatoriana.
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