La tecnología al servicio del bordado

La tecnología al servicio del bordado

Álvaro Hernández
22:13 • 26 mar. 2013

En la calle Regocijos, a escasos metros de la céntrica Puerta de Purchena, y a unos veinte pasos del Kiosco Amalia -¿quién no ha empezado o terminado una jornada cofrade tomándose un ‘Americano’ allí?- se encuentra Bordados Almería, un pequeño comercio dirigido desde hace trece años por Mª Ángeles Viciana y Pilar Ojeda.


La tienda está enfocada principalmente a la publicidad a través del bordado industrial en gorras, camisas, sudaderas, así como el bordado en bandas para colegios, institutos y para la Universidad de Almería.  Esa es la actividad económica principal de este comercio pero, además, trabajan para el mundo de la Semana Santa, llevando a cabo una gran cantidad de encargos para numerosas hermandades de la provincia.


Las que bordan realmente son las máquinas, a través de programas informáticos de “picaje” con los que se diseña. Lo realmente artesanal es el diseño. Mª Ángeles lo deja muy claro: “No nos consideramos bordadoras, ni lo pretendemos. El resultado que obtenemos es vistoso y bastante parecido al que se pueda conseguir en los talleres artesanales de Sevilla, pero no es lo mismo, no es comparable”.




Bordar a mano


En Almería quedan muy pocas manos que lleven a cabo el bordado artesanal.  Por ejemplo, Paco Salas o Javier Barranco sí que realizan algunos trabajos para hermandades almerienses como Los Ángeles o Silencio, respectivamente.




Mª Ángeles Viciana fue pionera en traer a Almería la maquinaria necesaria para este tipo de bordado industrial, que permite abaratar el coste de trabajos que antes se mandaban fuera de Almería para ser realizados. Ahora, casi todas las hermandades  de la ciudad de Almería, Huércal-Overa, Vera y de la zona del Poniente acuden al local de la calle Regocijos para encargar todo tipo de bordados: escudos de capa, equipaciones para costaleros, bordados en los costales… “La mayoría de hermandades vienen a buscarnos porque ya llevamos mucho tiempo trabajando para ellas”, afirma.


Además, también realizan encargos especiales, como el estandarte que esta Semana Santa estrena la Banda de Música del Cristo del Amor de El Ejido, las equipaciones para los miembros de la Banda de Música de Dalías o el manto que se le regaló a la Virgen del Carmen de Pescadería hace cuatro años. Mª Angeles recuerda también el manto que realizaron para la Virgen de las Angustias que se encuentra en la capilla de la Plaza de Toros de Vera.
“Cuando llega la Cuaresma al día le faltan horas. Llegan muchísimos encargos de última hora que hay que hacer sí o sí. Si nos tenemos que quedar media hora más, lo hacemos. Te comprometes a hacer un trabajo, aunque sea para algún rezagado”, afirma Pilar Ojeda, la otra mitad de Bordados Almería.




En concreto, en los últimos días de Cuaresma, Mª Ángeles y Pilar pueden llegar a estar trabajando en su pequeño taller hasta doce horas. El hecho de que sea la única empresa con experiencia en el bordado industrial de la capital hace que a sus manos lleguen un gran número de encargos. “Tal y como están las cosas, no se puede rechazar ninguna petición. Estas semanas previas a la Semana Santa son claves para nuestro negocio y marcan el resto del año en lo económico”, cuenta María Ángeles.


Una vez que llega la temporada de Semana Santa, el trabajo se desborda para ellas, ya que llega la primavera y, con ella, muchas empresas cambian sus equipaciones de cara al verano. También se acerca la época en la que guarderías, colegios e institutos encargan en Bordados Almería las bandas para celebrar con sus alumnos el final del curso.


Cuando llega la Semana Santa, la mayor satisfacción de Mª Ángeles y de Pilar es ver su trabajo en la calle. Bordados que han pasado por sus manos y que han dejado al cliente satisfecho y preparado para realizar su Estación de Penitencia con su hermandad. Se dan casos de clientes que vuelven a darles las gracias por el trabajo realizado, algo que les da fuerzas para encarar en los próximos años el alto volumen de trabajo que pasa por sus manos cada Cuaresma.


Cuando esta semana vean un escudo en la equipación de un penitente, un bordado en un costal, o las colgaderas de un tambor o una corneta, recuerden esa pequeña tienda que hay al comienzo de la calle Regocijos porque, seguramente, ese bordado habrá salido del taller que Mª Ángeles Viciana y Pilar Ojeda tienen en Bordados Almería.



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