En Andalucía hay más de 17.000 Bienes de Interés Cultural (BIC) declarados. En Almería, habrá, más o menos, 500 ya declarados y unas veintena pendiente de que se les dé la catalogación y con ella, supuestamente, la protección.
Pero declarar que algo en BIC, es relativamente fácil, Lo complicado viene después, cuando hay que poner los medios para proteger el monumento. En tiempo de vacas flacas, no es que sea complicado, es misión imposible.
Si el bien a proteger es de propiedad particular, hay que conseguir que la propiedad haga lo necesario para que no se deteriore o, por lo menos, que no se caiga. Las administraciones tienen herramientas para que los propietarios cumplan, entre ellas, expedientes que acaban en multas. Pero si el bien ya es de propiedad pública, pues, bueno, solo queda espera que hagan lo que tienen que hacer.
Sin embargo, siempre hay gente que tiene iniciativas y, sean apropiadas y viables o no, tengan futuro o no, es de agradecer que al menos, las propongan.
Este es el caso de la Geoda gigante de Pulpí y del cortijo del Fraile. En ambos casos, ya ha habido quien ha planteado ideas para rentabilizar estos monumentos natural, el primero, e histórico, el segundo.
Remedios Guillé, terapeuta y autora del libro ‘La Gran Geoda’ ha presentado a la Junta de Andalucía un proyecto para poner en marcha una experiencia de lo que ya se llama turismo energético. Guillén defiende que el poder de los cristales de la geoda de pulpí es real. “Hay lugares, y eso está científicamente comprobado, que desprenden más energía que otros y la geoda de Pulpí emana una energía muy potente”, explica Remedios Guillén, que aclara que “incluso no hay que entrar en la cueva, ya en la superficie se puede percibir”. Según la experiencia de esta terapeuta, hay mucha gente que podría estar interesada en lo que ya se conoce como turismo energético, una tendencia que, al igual que el de naturaleza, va en auge y supone un empujón a la economía del lugar y de forma sostenible.
Uso hostelero y museístico
El Cortijo del Fraile es otro de los monumentos que corren un grave peligro de venirse abajo antes de que alguien intervenga.
Más allá de la polémica sobre cómo desde el Ayuntamiento de Níjar se ha gestionado, sin contar con la Junta de Andalucía, un acuerdo con la sociedad La Misión, propietaria de la finca y del cortijo, un acuerdo para que la el cortijo pase a propiedad municipal a cambio de compensar con suelo, en lo que todo el mundo coincide es en que hay que buscar fórmulas que permitan rehabilitarlo y amortizar la inversión.
Pues el alcalde de Níjar, Antonio Jesús Rodríguez, ya ha hablado de que “hay que buscar una actividad que sea compatible con su conservación”. En esta línea, recuerda el proyecto planteado hace tiempo por el presidente de la Junta Rectora del Parque natural Cabo de Gata-Níjar, José antonio Martín Soler, sobre la posibilidad de darle un aprovechamiento museístico y de centro de interpretación ligado a Federico García Lorca.
Pero Rodríguez va un poco más allá y cree que “algunas partes del cortijo se podrían vincular con usos hosteleros, dejando las zonas de máxima protección para las visitas y disfrute de la gente”.
Las ideas están, ahora hay que ver si la voluntad existe.
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