La incidencia de accidentes con baja y en jornada laboral en función de la tasa de ocupación en Andalucía es de 2.679,1 por cada cien mil trabajadores, lo que sitúa a la región por debajo de la media nacional y a su sector agrícola, con 1.549,1 por cada cien mil trabajadores, en el de más baja siniestralidad, según un análisis elaborado por Randstad.
Por su parte, el sector de la construcción tiene la tasa más elevada, con 6.460,6, mientras que el de la industria asciende a 5.441 y el de servicios a 2.419,7, todos ellos por cada cien mil trabajadores.
El hecho de que este último ámbito de actividad sea el segundo con menor tasa de incidencia es relevante si se compara con el volumen de personas ocupadas en esta comunidad autónoma, que alcanzó, según la EPA, los 203.700 empleados en 2012. En esta misma línea también cabe subrayar los datos de la construcción, que a pesar de ser el sector con menor tasa de ocupación (156.200 personas) presenta el índice de incidencia más elevado de Andalucía.
Entre las conclusiones del estudio también se confirma un descenso del número total de accidentes de trabajo con baja durante la jornada laboral, que pasó de 512.584 en 2011 a 400.844 en 2012. Esta reducción es paralela, entre otras cosas, a la disminución del número de personas ocupadas.
Randstad ha detectado que existe una correspondencia entre el volumen de población ocupada y el número de accidentes en jornada de trabajo con baja. Las comunidades autónomas con mayor tasa de ocupación son las que tienen más casos de siniestralidad. Es el caso, por ejemplo, de Cataluña (69.431), Andalucía (64.455) y la Comunidad Madrid (62.696).
Ahora bien, si se comparan los índices de incidencia de accidentes, la tasa de ocupación no influye y esta situación varía de modo que Baleares, Asturias, Castilla-La Mancha, Canarias, Galicia y La Rioja superan la media nacional (2.795,2/100.000) y encabezan esta tasa de siniestralidad.
En cuanto a sexos y edad, la mayor siniestralidad con baja y en el centro de trabajo entre los hombres afecta al grupo de edad más joven (16/29 años) y desciende a medida que se hacen mayores. En cambio, en las mujeres ocurre lo contrario y el grupo con un índice mayor de siniestralidad (2.049,8 accidentes/100.000) son las trabajadoras de 50 y más años.
Este último dato es relevante dado que la franja de edad con mayor número de mujeres trabajando (el comprendido entre 30 y 39 años, según la EPA) es el grupo con el menor índice de accidentes (1.485,2 accidentes/100.000).
La mayoría de los casos de siniestralidad con baja en jornada laboral se han producido a causa de un sobresfuerzo físico, que acumuló 38,4 por ciento de los casos. Le siguen los accidentes generados por un choque contra objetos inmóviles (24,8 por ciento), un golpe contra un objeto en movimiento (13,4 por ciento) y el contacto con un agente cortante (9,9 por ciento), entre otros. Por otra parte, los esguinces y las torceduras, así como los daños superficiales, encabezan la tipología de lesiones en la siniestralidad laboral.
En 2012 el número de personas que fallecieron en el centro de trabajo fueron 444, un total de 107 menos que en 2011. Esto significa que el 99,8 por ciento de la accidentalidad laboral en jornada de trabajo no presenta causas mortales. La tasa de mortalidad por accidente laboral es muy elevada en los hombres (el 95,3 por ciento) en comparación con las mujeres (4,7 por ciento) y más si se tiene en cuenta que el índice de varones activos solo supera al de las mujeres en un 20 por ciento. Esta mayor incidencia en los hombres se produce también en los accidentes leves y graves.
Los accidentes laborales con desenlace trágico se producen en su gran mayoría por patologías no traumáticas (infartos, derrames cerebrales y otras patologías) y el sector de la construcción es el que presenta el mayor índice de incidencias mortales, con un 8,7 por 100.000 profesionales, y le siguen el agrario (5,7) y el industrial (5,5).
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