En su discurso de entrada en la Real Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental habló de los alimentos funcionales, ¿qué son este tipo de alimentos?
No existe aún una definición universalmente aceptada. En Europa se establece que un alimento puede ser considerado funcional si se ha demostrado de manera satisfactoria que posee un efecto beneficioso sobre una o varias funciones específicas en el organismo, más allá de los efectos nutricionales habituales, siendo esto relevante para la mejoría de la salud y el bienestar, así como para la reducción del riesgo de enfermar.
¿Son realmente útiles los alimentos funcionales? ¿A quiénes están dirigidos?
En primer lugar es importante hacer hincapié en uno de los aspectos fundamentales que deben marcar el uso y comercialización de los alimentos funcionales, y que tiene que ver con el hecho de que estos alimentos no curan ni previenen por sí solos y no son indispensables en la dieta. No hay que olvidar, que estos alimentos surgieron para las poblaciones de riesgo o afectadas por ciertas patologías y no para la población sana.
¿Ayudan a prevenir el colesterol?
Hasta el momento, la primera y única declaración autorizada de reducción de riesgo de enfermedad relacionada con el colesterol es la correspondiente a los esteroles vegetales (o fitoesteroles) que contribuyen a reducir el nivel de colesterol sanguíneo, disminuyendo por consiguiente el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
¿Necesita el consumidor más información sobre los alimentos?
Sin duda, se necesitan dar pasos para mejorar la formación y la información de los ciudadanos sobre la alimentación, promocionando hábitos alimentarios saludables.
¿Cuáles son los problemas en la alimentación que tenemos hoy?
El ritmo de vida actual, la falta de tiempo para cocinar y la gran oferta de alimentos, unido a la falta de información y conocimiento en nutrición, hacen que se tomen decisiones erróneas en cuanto a la elección de los alimentos que se van a consumir. Por tanto, no se ingieren todos los nutrientes que se necesitan o las cantidades adecuadas, ocasionando así desequilibrios y desajustes alimentarios que se asocian con un aumento en la incidencia de ciertas enfermedades crónicas.
¿Qué consejos daría a los padres para que eduquen a sus hijos en una dieta realmente saludable?
Algunas pautas serían: mantener un horario regular de comidas, ya que si se acostumbra a un horario, el hambre y el apetito son más regulares; encontrar al menos un alimento de cada grupo de alimentos que le guste a su hijo; ofrecer un desayuno completo y saludable a base de cereales, pan, lácteos, y fruta; ofrecer a diario muchas frutas y verduras; ofrecer nuevos alimentos (no se dé por vencido); animar a su hijo a beber agua cuando tenga sed; reducir la comida basura; y sobre todo, dar ejemplo.
Se han dado casos recientes sobre carne de caballo en algunos alimentos, ¿cree que podemos fiarnos de lo que comemos?
Este “escándalo de etiquetado” es un claro ejemplo de fraude alimentario y no de seguridad alimentaria, ya que los riesgos para la salud humana asociados al consumo de fenilbutazona (antiinflamatorio prohibido en la cadena alimentaria) han resultado bajos. Sin embargo, considero que es necesario tanto mejorar el etiquetado de los alimentos, como aplicar sanciones financieras disuasorias para productores que cometan fraudes alimentarios.
¿Hasta qué punto cree que influye la alimentación de los animales en la salud de las personas?
Tiene importantes implicaciones en la composición y calidad de los productos de origen animal, como huevos, leche...
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