Si usted, lector, teclea ‘fibromialgia’ en un buscador de Internet se encontrará en apenas un segundo con aproximadamente 2,8 millones de páginas web relacionadas con esta enfermedad. 166 millones de búsquedas si escribe diabetes. De estas páginas, muchas tienen rigor científico y carácter divulgativo, pero muchísimas más están al alcance de todos sin ningún tipo de control. ‘Bucear’ en la red sobre salud puede acarrear problemas al paciente y también al profesional sanitario si se hace de cualquier manera. Y sobre este peligro investigan cinco enfermeras de Atención Primaria. Por lo pronto, la primera fase de su estudio ha ganado un premio a nivel nacional.
Agustina Silvano Arranz es enfermera gestora de casos en el centro de salud Oliveros e Isabel Fernández Lao trabaja en los centros de Nueva Andalucía y Almería-Centro. Hace apenas unos días presentaron en Palma de Mallorca sus conclusiones sobre la influencia de Internet en la relación terapéutica entre profesionales sanitarios y pacientes.
Lo hicieron en el marco del último congreso de la Federación de Asociaciones de Enfermería Comunitaria y Atención Primaria (Faecap), donde expusieron el contenido de su estudio cualitativo sobre cómo afecta al profesional sanitario la actitud del paciente que llega a consulta con una idea “clara” de lo que tiene, las pruebas diagnósticas que han de hacerle y prácticamente el tratamiento necesario después de haber consultado en la red.
El estudio llega después de haber observado que alrededor del 80% de quienes enferman o acuden al centro de salud ha consultado previamente sobre sus síntomas en páginas web y entran en la consulta con “déficit de confianza” hacia el profesional cuando éste ofrece un diagnóstico diferente al que han visto en Internet.
Por lo pronto, los profesionales consultados (diecinueve entre médicos, enfermeros, trabajadores sociales, pediatras y MIR) han advertido inconvenientes en la consulta libre de Internet. Así lo explica Agustina Silvano a la que los sanitarios han hablado de confusión y alarma innecesaria en buena parte de las ocasiones.
Alarma, confusión y más gasto
Y es que son muchos los que teclean síntomas y encuentran en diferentes páginas diagnósticos muy alejados de su realidad. Tal es la fiabilidad que se da a Internet que solicitan y acaban obteniendo pruebas diagnósticas innecesarias que acaban, además, por incrementar el gasto sanitario sin necesidad.
Muchos de estos pacientes solicitan segundas y terceras opiniones médicas hasta que consiguen lo que quieren, advierte el estudio realizado por Silvano y Fernández Lao, que han comprobado cómo esta situación ha acabado por generar conflicto en la relación médico-paciente.
Observado el problema, las enfermeras gestoras de casos inmersas en este estudio, han dado con parte de la solución. “Convendría que el profesional orientara al paciente sobre qué páginas web de salud son fiables y deberían entablar una relación de confianza con el usuario”, dice Agustina Silvano.
Orientar y compartir
Implicar al profesional en la búsqueda de información en Internet e ir de la mano con el paciente, puede acabar por dar la vuelta al asunto y convertir el problema en una ventaja. “Sanitario y paciente pueden participar en la toma de decisiones de forma compartida”, asegura Fernández Lao que, entiende, que los profesionales han de implicarse también, “y lo están haciendo”, en “dirigir” y “orientar” hacia páginas web que tengan auténtico rigor y no busquen sin más alternativas terapéuticas inviables.
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