La Brigada de la Legión rinde honores a sus caídos. Un emotivo acto de homenaje celebrado en la base militar Álvarez de Sotomayor de Viator despidió ayer a los tres suboficiales del Batallón de Zapadores fallecidos durante unos trabajos de desactivación de explosivos (unos proyectiles) el pasado lunes.
Pedro Morenés, ministro de Defensa, anunció el miércoles que “las Fuerzas Armadas organizan estos actos de la forma más solemne”. No se equivocó. La formación de cientos de legionarios en el patio de armas de la base viatoreña arropó a las familias de Antonio Navarro, Manuel Velasco y José Francisco Prieto en un funeral conjunto, católico, oficiado por el arzobispo castrense Juan del Río.
El sacerdote destacó la “nobleza de corazón, lealtad y voluntad de servicio a España” de los tres fallecidos en las instalaciones de la Bandera de Zapadores y mostró palabras de cariño hacia el medio centenar de familiares y allegados congregados en la base para el funeral.
En el acuartelamiento se dieron cita numerosas autoridades civiles y militares, entre ellas, el propio ministro de Defensa, Pedro Morenés, el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, y los jefes del Estado Mayor de la Defensa y el Ejército, el almirante Fernando García y el general Jaime Domínguez Buj, respectivamente.
Condecoraciones
El funeral sirvió también para hacer entrega a título póstumo de las condecoraciones aprobadas por el Ministerio de Defensa para los artificieros siniestrados. Los tres suboficiales son distinguidos con la Cruz al Mérito Militar con Distintivo Amarillo, concedida a los caídos en acto de servicio. Además, el brigada Antonio Navarro recibió la Cruz al Mérito Militar con Distintivo Azul, el brigada Manuel Velasco Citación como distinguido en la Orden General y el sargento José Francisco Prieto una felicitación pública por su trabajo en la neutralización de proyectiles en el campo de tiro de la base. Fueron entregadas por Pedro Morenés.
Durante el funeral varios legionarios abandonaron la formación visiblemente emocionados por la pérdida de sus compañeros. La muerte de los suboficiales ha causado un enorme impacto. Las banderas ondean a media asta.
Investigación
La explosión en las instalaciones de la Bandera de Zapadores de la base Álvarez de Sotomayor de Viator afectó directamente a cinco legionarios. Tres de ellos fallecieron en el suceso y dos resultaron heridos. La cabo primera Concepción Giménez sufrió lesiones leves y pudo asistir junto a sus compañeros a los actos de homenaje celebrados ayer en la base, mientras el sargento González continúa ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Torrecárdenas donde se recupera de graves lesiones internas y, especialmente, en una pierna.
Ahora bien, el suceso deja también varias incógnitas abiertas. El Ministerio de Defensa y la propia Brigada de la Legión guardan absoluto silencio sobre las circunstancias que rodean al fallecimiento de los suboficiales el pasado lunes. El ministro Pedro Morenés fue tajante en su negativa a realizar valoraciones al respecto en la visita realizada el martes a Viator, mientras que ayer declinó hacer declaraciones a los medios de comunicación congregados en Álvarez de Sotomayor.
En la práctica las investigaciones corren a cargo del personal de Ejército y del Juzgado Togado Militar de Almería. Fuentes extraoficiales señalan que la explosión se produjo cuando los artificieros manipulaban unos proyectiles hallados durante unos ejercicios de adiestramiento, unas prácticas esenciales para su formación y reciclaje constante.
Sin embargo, no hay ninguna confirmación de fuente oficial y, menos aún, aclaraciones sobre las condiciones de trabajo de los legionarios fallecidos, las características de los explosivos detonados o la efectividad (o grado de cumplimiento) de los protocolos de intervención en estos casos. En este sentido, legionarios consultados por LA VOZ se muestran sorprendidos por el suceso habida cuenta la experiencia de los zapadores involucrados en el incidente.
Según indicó el general jefe de la Brileg, Juan Jesús Leza, entre los tres sumaban veinte participaciones en misiones internacionales, zonas de conflicto tan exigentes como Kosovo, Afganistán o Líbano.
Todos ellos se enfrentaron a situaciones de altísimo riesgo durante su carrera profesional y poseían suficientes conocimientos para actuar frente a artefactos sin explosionar, circunstancia relativamente frecuente en el campo de tiro de la base y la zona de caída de proyectiles.
De momento, la investigación civil está en compás de espera. El Juzgado de Instrucción número Cinco de Almería (no decretó secreto de sumario) realizó el levantamiento de los restos. Tras cinco días de intenso trabajo, que incluyen muestras de ADN, los restos se entregaron a los familiares la tarde del jueves. Completada esta fase, la titular del juzgado envía el asunto a reparto y será el órgano donde recaiga quien estudie si abre diligencias o se inhibe en favor del Juzgado Togado Militar de Almería (éste ni siquiera confirma que lleve el asunto).
Mientras, los cuerpos de los fallecidos fueron incinerados a primera hora de la tarde de ayer. Los restos del brigada Antonio Navarro fueron trasladados a su Córdoba natal, mientras Manuel Velasco (una misa en Humilladero, Málaga) y José Francisco Prieto fueron incinerados en Almería.
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