Hace dos años, a esta misma hora, las empresas comercializadoras vieron descender su producción de golpe y porrazo, hasta un 60% en algunos casos, a consecuencia de la crisis de los pepinos. Veinticuatro meses después, la agroindustria almeriense ha pulverizado todos los récords de ventas establecidos desde que Paco el Piloto se ‘inventó’ el primer invernadero.
Todos los eslabones del agro han demostrado, a tenor de los resultados, una gestión ejemplar de una crisis tan aguda como la del E.coli que se cobró más de medio centenar de muertos y más de 4.000 afectados por la bacteria asesina.
En esos turbios días, Almería fue señalada con el dedo por las autoridades alemanas como la causante del brote germinado en varias partidas de pepino.
La realidad demostró que la provincia era inocente de esta contaminación, cuya causa estaba en unos brotes de soja procedentes de Baja Sajonia.
De la confusión a la realidad
Desde entonces, Almería ha seguido adelante con su actividad económica nuclear y ha aumentado sus exportaciones y lo que es más esencial, el valor de éstas en un 12%. Incluso Alemania, consume más pepinos dos años después que antes de la crisis del E.coli.
Frente a los 0,57 euros el kilo del pasado año, en esta campaña las verduras han obtenido un precio medio de 0,71 euros.
El delegado territorial de la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, José Manuel Ortiz, ha destacado la fortaleza y el buen hacer de los horticultores de la provincia, “que solo dos años después de la crisis de la ‘E. coli’ –que a punto estuvo de arruinar la horticultura almeriense- no sólo han conseguido salir airosos de aquel trance, sino que la han fortalecido incluso, porque los agricultores han sabido responder como mejor saben hacerlo: apostando aún más por la calidad, la seguridad y el respeto al medio ambiente”.
Ortiz ha expuesto que “son unos valores reconocidos por los consumidores, como lo demuestran el incremento del consumo nacional de frutas y hortalizas y el récord de exportaciones de las últimas campañas”.
Así lo ha manifestado Ortiz en su intervención en la presentación de las jornadas sobre el proyecto piloto ECPA, Gestión de Residuos, que han organizado Aepla -la asociación empresarial de fabricantes de productos fitosanitarios- y Cajamar, unas jornadas enmarcadas en la iniciativa ‘Time to change’, en las que se ha hablado acerca de la nueva estrategia de la industria fitosanitaria europea, orientada a atender las necesidades y las exigencias de los consumidores.
La batalla de la seguridad
El delegado de la Junta se ha mostrado convencido de que si las frutas y hortalizas almerienses han salido incluso reforzadas de aquella crisis, “ha sido gracias a la confianza que han sido capaces de transmitir a los clientes, porque la confianza es el ingrediente más importante de la alimentación, ya que todos queremos comer alimentos sanos y seguros”.
Según el representante de la Consejería, “el sector Hortofrutícola de Almería, consciente de esta preocupación, sigue trabajando en proyectos como el que ahora se desarrolla en Almería, con el objetivo de reforzar y aumentar la confianza de los consumidores en la seguridad alimentaria.
Por eso se pretende contribuir a minimizar la presencia de estos residuos implementando medidas y acciones concretas para prevenir las excedencias de Límites Máximos de Residuos”.
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