“Recomendaría la UNED a otras personas con discapacidad”

Ignacio López Mulero tiene 21 años y estudia segundo curso de Geografía e Historia en el centro almeriense de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Su madre, Juana, lo mira llena de orgullo, y no es para menos. Ignacio tiene una discapacidad motórica, con problemas de psicomotricidad, que le dificulta moverse adecuadamente, pero ello no le ha impedido emprender una carrera universitaria. “Es todo un reto, ¿cómo no voy a estar contenta?”, dice Juana, quien explica que tiene otros dos hijos sin ningún problema que no han estudiado. Así son las cosas, a veces hay que tenerlo más complicado para ponerle el empuje y morirse de ganas.

Contentos con la experiencia
Y eso que, según su madre, “al principio pensábamos que no iba ni a escribir, y fíjate terminó su Bachiller muy bien, con buena nota, y decidió seguir estudiando”. Fue entonces, cuando la familia se planteó cómo ofrecer unos estudios universitarios a Ignacio. “Somos de Cuevas del Almanzora y no nos podíamos venir a Almería, ya que tenemos otros hijos. Él tampoco se quería ir a un internado, así que optamos por la UNED”, explica.

Por su parte, Ignacio está encantado con la experiencia en la Universidad a Distancia y no duda al decir que “sí que recomendaría estudiar en la UNED a otras personas con discapacidad”. El curso pasado, el primer año, solo le quedó una asignatura y una parte de otra, y eso que notó bastante el cambio del instituto a la universidad, tal y como le ocurre a la mayoría de los estudiantes. Este año, asegura, está siendo mejor. “Tenemos un grupo, que nos intercambiamos los apuntes y nos ayudamos”, dice.

Ahora, Ignacio afronta los exámenes finales de su segundo curso, que realiza a través de un ordenador que la UNED ha puesto a su disposición, para que pueda escribir sus contestaciones. Lo de los ordenadores, dice, lo tiene controlado, ya que desde los siete años empezó a utilizarlos para estudiar. Las barreras son cada vez menos, a la vista está.