Rafael Peral Sorroche se convertía hace un mes en el nuevo director general del Parque Científico Tecnológico de Almería, más conocido como el PITA. Una ilusión, confiesa, pero también un reto de proporciones descomunales si, como él mismo dice, elste Parque es el escenario del futuro de la economía almeriense.
Su historial.
Rafael Peral, nacido almeriense, tiene 43 años la mayor parte de los cuales ha dedicado al mundo de la economía. Pero no de una economía teórica, sino de proximidad con las empresas, imbuida del día a día de la realidad de los emprendedores.
Es economista de la primera promoción de la Ual ingresó en el Instituto de Fomento de Andalucía recién terminada la carrera,después de un breve paso por Marín Rosa, hace ahora 20 años. Ha trabajado además como profesor en la Universidad y, durante un paréntesis, en la gerencia de una empresa privada, lo que le permitió ampliar sus perspectivas profesionales.
La propuesta.
Hace pocas semanas recibía en su propio despacho del IFA la propuesta más trascendente de su vida, ser director general del PITA. No se trataba de un proyecto desconocido ya que Rafael había participado en su nacimiento y de hecho fue uno de los que desarrollaron los estudios iniciales, codo con codo con Alfredo Sánchez.
Esa cercanía y ese conocimiento le valió la propuesta y le hizo aceptar de inmediato “y con muchísima ilusión, porque es un proyecto en el que participé desde el inicio, que he seguido a lo largo de los años y donde creo que se ha hecho un trabajo magnífico. Y no solo eso, es además un proyecto en el que creo profundamente desde que se pensó hasta que se inició o se ha desarrollado.
Creer o no creer.
Lo cierto es que Peral confía ciegamente en las posibilidades de futuro del tecnoparque, “un proyecto con un potencial indudable”. Y con esa premisa se ha lanzado a lo que define como “una ilusión y un reto”, un camino en el que cree que encontrará apoyos “porque no he encontrado a gente que no crea en el proyecto”.
Sostiene que en ese camino se puede ir más deprisa o más despacio, atravesar problemas, dificultades, pero no teme al trabajo y afirma que “no hay nadie por ahora que haya renegado del proyecto”.
La exigencia.
Tan clara tiene la trascendencia del PITA que no duda un instante en afirmar que su importancia “la creemos los que estamos y la cree la gente que está fuera; saben que aquí van a pasar cosas y que el futuro de Almería está marcado en buena medida por lo que ocurra en estas instalaciones”.
Y nada mejor que una prueba de esa trascendencia: “encuentro gente que duda si venir al Parque porque temen que esté por encima de sus expectativas, de su valor real, lo cual indica claramente que la valoración que se hace del PITA es muy elevada y la gente lo percibe así”.
Los plazos.
Los ritmos suelen ser importantes y en el PITA no son una excepción. Rafael Peral así lo entiende pero pide un poco de paciencia para aquellos que ansían una mayor celeridad: “un proyecto como este no puede ser desarrollado de hoy para mañana porque el nivel de exigencia es alto. Desde que se genera el interés hasta que se concluyen las fases y las empresas deciden venir para tiempo, sin duda, pero también tenemos la oportunidad de generar un proyecto más maduro, más asentado y consecuente con el grado de exigencia que queremos para un parque tecnológico que ha de ser la punta de lanza de la innovación, y no sólo para las empresas almerienses”.
I+D+i , el ideario.
La famosa fórmula Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) está en el ADN del Parque Científico y Tecnológico y eso hace que “elegir el PITA como lugar de ubicación no es sólo para las empresas de alta tecnología, sino para todas las que quieran emprender ese camino, porque una vez que la empresa está aquí, en un entorno tecnológico, se ve impulsada a avanzar en una línea que todos coinciden en que es la adecuada para construir un nuevo futuro”.
Y es en esa apuesta por la Innovación donde el PITA deberá jugar un papel esencial “porque disponemos de empresas con capacidad y con voluntad de emprender nuevas aventuras, proyectos que apuestan por ese nuevo futuro y que, probablemente, serán las locomotoras tanto del parque como del conjunto de la economía almeriense”.
La Universidad.
Si el tecnoparque es importante, Peral no quiere restar ni un ápice de importancia a la ‘otra’ sede del PITA, la que tiene abierta en el campus de la Universidad de Almería, “porque crea y atrae en su entorno conocimiento, está próximo a la investigación, una parte esencial de nuestro proyecto, irrenunciable”
Ve sinergias importantes entre ambas instituciones “porque la presencia en la Ual beneficia al PITA, pero también a la comunidad universitaria en la que nacen constantemente investigadores y emprendedores que encuentran con nosotros respuestas a sus demandas”.
El enemigo.
El director general considera a estas alturas que el mayor enemigo del PITA, lo más duro en estos momentos, “es encontrarte empresas que quieren venir, que creen en el proyecto, pero que no se atreven a dar el paso. Este es un momento duro en el que la desconfianza o las dificultades financieras frenan inversiones que pueden ser importantes para la provincia y para su futuro”.
Protagonista.
Rafael Peral está absolutamente convencido de que el PITA “va a ser protagonista indudable del futuro de Almería, aquí estarán las empresas líderes en un sector tan importante como la tecnología”. Más aún, cree que las grandes empresas y los grupos que construirán el futuro de Almería probablemente saldrán de aquí”.
La apuesta.
Peral no olvida a quienes han apostado desde el principio por el PITA, empezando por un Alfredo Sánchez “sin el cual es muy posible que nunca hubiera salido adelante”. Cree idónea la fórmula societaria con capital público y privado “porque genera confianza y unas sigergias decisivas; si finalmente el PITA funciona, Almería tendrá un mejor futuro”.
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